RAMALA, Territorios Palestinos (AFP-NA). El acuerdo de reconciliación palestino deberá demostrar rápidamente su viabilidad, pese a la furia de Israel y al recelo de Estados Unidos ante esa movida del presidente Mahmud Abbas y a la presión creciente de Egipto sobre Hamas, su ex aliado.“Hamas y la Autoridad Palestina no tenían más opción que la de reconciliarse”, asegura Naji Sharab, profesor de ciencias políticas en la Universidad Al Azhar de Gaza.Abbas “entendió que las negociaciones (con Israel) habían fracasado y quiso reforzar su posición ante los israelíes, reconciliándose con Hamas”, agregó Sharab, en declaraciones a la AFP.La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) -que dirige la Autoridad Palestina y es reconocida por la comunidad internacional como única representante legítima del pueblo palestino- firmó un acuerdo de reconciliación nacional con el grupo islamista Hamas, que gobierna la Franja de Gaza.Al día siguiente, el Gobierno israelí suspendió las negociaciones de paz y el primer ministro Benjamin Netanyahu calificó el acercamiento interpalestino de “gigantesco salto hacia atrás”.El acuerdo prevé formar en algunas semanas un gobierno de “consenso nacional”, al mando de Abbas. Hubo sin embargo tentativas anteriores de reconciliación. El Hamas y el Fatah (principal integrante de la OLP) firmaron un acuerdo en El Cairo en 2011 y otro en Doha en 2012, para poner fin a la división política entre la Franja de Gaza y Cisjordania. Pero ninguno de esos compromisos salieron del papel.Y muchos palestinos creen que esas “malas experiencias anteriores” tienen una alta probabilidad de repetirse con el nuevo pacto. “Será difícil de aplicar”, admite Mjaimer Abu Saada, otro cientista político de la Universidad Al Azhar de Gaza.El presidente Barack Obama indicó el viernes que la decisión de Abbas de buscar la unidad con el Hamas “no ayuda”, aunque aseguró que Estados Unidos no abandonará sus esfuerzos para ayudar a superar los obstáculos en las negociaciones de paz.El portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, había afirmado la víspera que cualquier gobierno palestino debe comprometerse “sin ambigüedad” a respetar los principios de no violencia y reconocer la existencia de Israel, en referencia a las posturas de Hamas, que preconiza la lucha armada contra el Estado hebreo, al que nunca reconoció.¿Un giro pragmático del Hamas? Un dirigente del Fatah, Jibril Rajub, se dijo convencido el jueves de que “el próximo gobierno de consenso nacional proclamará de forma clara y nítida que acepta las condiciones del Cuarteto”.El Cuarteto para Oriente Medio (formado por Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea y la ONU) exige a Hamas que reconozca a Israel, así como los acuerdos ya alcanzados entre el Estado hebreo y la OLP, y que renuncie a la lucha armada.Según analistas, el Hamas, acorralado en el territorio de Gaza e ilegalizado en Egipto, tiene un interés real en la reconciliación con la Autoridad Palestina.La situación del movimiento islamista se complicó desde el derrocamiento en julio pasado del presidente egipcio Mohamed Mursi, de la cofradía de los Hermanos Musulmanes, aliada de Hamas.El ejército egipcio, que tomó el poder, destruyó desde entonces centenares de túneles por los cuales entraban armas y municiones a gaza, pero que servían también al aprovisionamiento de productos de primera necesidad y de material de construcción para ese exiguo y paupérrimo territorio.“La división (entre los grupos palestinos) se volvió muy perjudicial para el Hamas debido a la caída de los Hermanos Musulmanes y a su desesperada situación financiera”, sostiene Sharab.El gobierno de Hamas, que tiene dificultades en pagar los salarios de sus funcionarios, admitió que la destrucción de los túneles ocasionó pérdidas por unos 230 millones de dólares (166 millones de euros).“Hamas quiere sustraerse de la presión de Egipto. La reconciliación le ofrece una buena oportunidad para mejorar sus relaciones con los países árabes, y en particular con Egipto”, apuntala el politólogo.Según Sharab, el movimiento islamista se ha mostrado “más pragmático” en su actitud ante las negociaciones entre el presidente Abbas e Israel.También Ashraf Abu al Hul, redactor jefe adjunto del diario egipcio Al Ahram, piensa que “la presión de Egipto obligó a Hamas a negociar una reconciliación” con la OLP. Y Al Hul predice que este acuerdo, que cuenta con el patrocinio de Egipto, “esta vez se aplicará”. “Un fracaso tendrá consecuencias muy negativas para ambas partes”, sostiene igualmente Adnan Abu Amer, profesor de ciencias políticas de la Universidad Umma, de Gaza. ContextoHamas y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) firmaron el miércoles el final de casi siete años de rivalidad. La reconciliación se formalizará antes de cinco semanas con la instauración de un Gobierno de unidad que presidirá de forma interina el actual presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y líder de la OLP, Mahmud Abbas. Su primer cometido será la convocatoria de unas elecciones legislativas conjuntas en Gaza y Cisjordania. Las últimas se celebraron en 2006. Los palestinos se dieron ahora medio año de plazo para organizar las próximas, una vez que el Gobierno de unidad sea ratificado por el Parlamento.El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, canceló tras el anuncio una reunión entre representantes de su Gobierno y la OLP planeada para el miércoles por la tarde. Fue la primera señal de alarma ante un acuerdo anunciado apenas una semana antes de que termine el plazo fijado para las negociaciones de paz entre Israel y la ANP de Abbas. La organización islamista Hamas controla la Franja de Gaza y no reconoce la existencia de Israel. Desde 2007 hasta ahora negó también la legitimidad del gobierno de Abbas en Ramala (Cisjordania). La anunciada reconciliación entre Hamas y la OLP se basa en los acuerdos previos alcanzados por las facciones palestinas en reuniones celebradas en El Cairo y en Doha 2012, que nunca llegaron a aplicarse. Aunque quedan puntos abiertos en el acuerdo y pese a estos precedentes poco halagüeños, los palestinos aseguran haber dado el miércoles un paso definitivo para resolver el cisma político y administrativo que en los últimos siete años ha separado Cisjordania, administrada por la Autoridad Nacional Palestina que preside Abbas, de la Franja de Gaza. Sometida a un férreo aislamiento por parte de Israel, Gaza quedó bajo el c
ontrol de Hamas cuando los islamistas expulsaron violentamente a sus rivales en 2007.





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