LA PAZ, Bolivia (Medios Digitales). Bolivia está de fiesta. Cuando faltan seis meses para su probable reelección, el presidente Evo Morales, que más de una vez se declaró “marxista, leninista y comunista”, cuenta ya con un logro indiscutible: haber llevado a uno de los países más pobres del continente a su mayor ciclo de crecimiento en la historia hasta ubicarlo en el segundo lugar en la lista de las economías más pujantes de la región.En la clase media de las ciudades bolivianas el consumo se dispara mientras que los índices macroeconómicos son altamente positivos e incluso reciben elogios de los críticos del Gobierno. Pero dos grandes nubarrones penden en el horizonte: la fiesta todavía no alcanza a todos y ya tiene una amenazante fecha de caducidad.Efectivamente, la cuarta parte de los bolivianos vive aún en la pobreza. Y la bonanza está atada a los precios de los minerales y, especialmente, al valor internacional del gas, que se multiplicó por más de diez en sólo una década.Bolivia tiene firmados cuantiosos contratos para la provisión de gas a la Argentina y Brasil. Pero los brasileños avanzan con la idea puesta en el autoabastecimiento para 2019.Faltan seis meses para los comicios presidenciales, y con un 45% de popularidad, Evo Morales parece encaminarse hacia la reelección impulsado por el buen momento económico que vive el país y que se palpa en las calles.Los bolivianos tienen más dinero en sus bolsillos, salen a comprar y gastan más.





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