BUENOS AIRES (Infobae). Durante los primeros seis años de la década de gobierno kirchnerista fue el amo y señor del transporte en la Argentina. Cuando llegó, en 2003, no sabía nada de nada del ramo. Pero rápidamente se las ingenió para administrar dineros estatales y generar beneficios para sí mismo y para la estructura política a la que aún responde.El juez federal Sebastián Casanello dictó el procesamiento por el delito de enriquecimiento ilícito para el ex secretario de transporte del kirchnerismo Ricardo Jaime. Ni el ex funcionario ni sus testaferros (familiares y círculo de negocios) pudieron justificar los bienes que adquirieron mientras el funcionario repartía discrecionalmente millones en subsidios y decidía qué empresas se beneficiaban con suculentos contratos de obra ferroviaria. La sospecha del fiscal Carlos Rívolo, quien impulsó la investigación, es que el dinero que hizo que Jaime viviera como un empresario y no como un funcionario provenía de gratificaciones recibidas de parte de los hombres de negocios que contaban con su complicidad para hacer que los controles sobre las concesiones fueran laxos. Muy laxos. Por esa situación, Jaime está sentado junto a otros ex funcionarios kirchneristas y a los dueños de la empresa Trenes de Buenos Aires (TBA) en el banquillo de los acusados en el juicio por la tragedia de Once. Jaime, la cara más visible de la corrupción de la era kirchnerista, tiene una condena por robarse pruebas en la causa por enriquecimiento que podían comprometer a otros integrantes del Gobierno en sus negocios turbios. Además debe ir a juicio oral y público porque desde TBA (concesionaria del Sarmiento y del Mitre) le pagaban viajes en taxis aéreos para que descasara en los fines de semana largos. Y también porque el dueño de la Terminal de Ómnibus, una concesión que Jaime debía controlar, le pagaba el alquiler de su departamento. Ese caso de corrupción pinta de cuerpo entero a Jaime: asumió en mayo de 2003 su cargo y en julio de ese año el dueño de Retiro ya le había comenzado a pagar el alquiler. Tardó muy poco tiempo en comprarlo. O alquilarlo.El fiscal Rívolo hizo un pedido para que tanto el ex funcionario como sus testaferros justificaran unos 12 millones de pesos en bienes. No lo lograron. Un peritaje, además, corroboró que Jaime se “enriqueció de manera injustificable”. A partir del resultado de ese estudio, que había sido ordenado por el anterior juez a cargo del caso (Norberto Oyarbide), Casanello llamó a indagatoria a Jaime y sus familiares y comenzó a delinear el procesamiento.La lista de procesados es larga. Porque para el juez Jaime utilizó varios testaferros para esconder sus bienes. Entre ellos están su ex mujer Silvia Reyss; las dos hijas de ella, Agostina y Lorena Jayo; uno de los hermanos del ex funcionario -Daniel Jaime, quien hizo negocios de obra pública ferroviaria-. Sus tres hijas – Gimena, Romina y Julieta- fueron consideradas encubridoras de los negocios de su padre y quedaron fuera del procesamiento.Jaime, íntimo amigo de Néstor Kirchner llegó de Córdoba y ni siquiera tenía un lugar donde vivir. Luego comenzó a pasarla muy bien. Un juez y un fiscal determinaron que se enriqueció de manera ilícita. Rívolo pidió su procesamiento. Casanello lo firmó esta tarde.





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