GARUPÁ. Apenas niños que se la dan de grandes y juegan a quién es el más “guapo”. En el medio de tanta insensatez se mandan una macana que, como en este caso, acaba con la vida de una persona y destruye una familia, porque nada duele más que la ausencia del ser amado. Y más aún en causas tan nefastas.Los primeros tragos para demostrar que el pichón se convirtió en halcón y un arma de fuego, que alguien deberá explicar cómo llegó a manos de un chico, son suficientes para desatar la tragedia.Sucedió, lamentablemente, ayer en el barrio Don Santiago de Garupá, donde un joven de 18 años fue ultimado de dos balazos percutados por un revólver calibre .22.No hay móvil aparente, sólo la idiotez de los valores cambiados, de la creencia en que la violencia impone el ideal del macho cabrío. El fallecido se llamaba Cristian Omar Mendoza. Tenía 18 años y una familia que seguramente estará llorando a mares su temprana e inexplicable partida.Según los primeros datos de la investigación, Mendoza iba acompañado de dos o tres amigos cuando se cruzaron con otro grupo, más númeroso pero más joven -unos siete aproximadamente-, en la esquina de la calle Herminio Barrios y avenida De las Américas, jurisdicción del municipio de Garupá.Eran alrededor de las 2.30 de ayer y la mayoría estaba alcoholizada. Hubo un cruce de insultos que rápidamente pasó a la agresión física.Hubo un par de trompadas y empujones, nada de gravedad. Pero todo se salió de carril cuando uno de los integrantes del bando opuesto al de Mendoza sacó un arma y gatilló.No se sabe si apuntó a una persona en particular o disparó al bulto, lo cierto es que Mendoza fue alcanzado por dos proyectiles.No cayó en el lugar, quizás porque se trataba de un calibre .22, y corrió hasta la casa de la abuela, ubicada a unos cien metros aproximadamente del escenario del enfrentamiento.Junto a él corrieron los jóvenes que lo acompañaban. Allí consiguieron un coche y lo trasladaron al hospital. Lamentablemente, no había nada que hacer.El informe preliminar, en el sector Emergencias, determinó que los proyectiles ingresaron por la espalda, probablemente cuando Mendoza emprendía la retirada, afectando bazos y corazón.Desde el nosocomio llamaron al 911 y alertaron del hecho a la Policía. Los amigos de la víctima fatal fueron los primeros en ser entrevistados por los investigadores. Aportaron un dato clave. El autor de los disparos vestía una camisa verde y la usaba arremangada.Prácticamente dos horas y media después, una patrulla del Comando San Isidro detenía al sospechoso. Caminaba por una calle interna del barrio Unido, rumbo a su casa en el barrio Los Potrillos. A esa altura, ya no tenía el arma. Anoche la Policía continuaba buscándola. Sospechosos de entre 14 y 17 años“Seis son los demorados por su presunta participación en la pelea que derivó en la muerte del joven Cristian Omar Mendoza. Entre ellos creemos tener el autor de los disparos”, consignó uno de los detectives asignados al caso.Son integrantes del grupo que atacó a Mendoza y sus amigos. “Por lo que sabemos, regresaban de una fiesta, un cumpleaños en Santa Helena. Estaban a la altura del barrio Don Santiago, donde se produjo el altercado, pero se dirigían a Los Potrillos, zona en la que viven”, agregó el funcionario policial.“Entre los demorados hay un chico de catorce años, dos de 15; dos de 16 y uno de 17”, consignó.El caso comenzó a resolverse cuando una patrulla del Comando San Isidro encontró a dos menores, de catorce y 16 años, en una calle interna del barrio Unido.Amagaron con esconderse pero los uniformados no le dieron alternativa. Ni bien comenzó la conversación, el de 16 lanzó “me siento muy mal, quiero hablar con mi mamá”.A su lado, el de 14, agregó “nosotros no tenemos nada que ver pero vamos a colaborar”.Ambos aparentaban estar alcoholizados, razón por la que fueron llevados a la comisaría Quinta, allí se entrevistaron con el juez Fernando Verón.A partir de allí se desencadenó un megaoperativo en Garupá que redundó en siete allanamientos en los barrios Don Santiago y Los Potrillos.





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