POSADAS. Una propuesta inédita se inicia en abril en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de esta ciudad. Se trata del curso de Lengua de Señas Argentinas (LSA) para niños desde cuatro años. Entre juegos, canciones y teatro, los pequeños -oyentes y no oyentes- podrán aprender a comunicarse en esta lengua, que se vale de las manos, los gestos de la cara y de todo el cuerpo para expresarse.El curso denominado “Manitos que hablan” se enmarca en el proyecto de extensión “Programa del Conocimiento en Lengua de Señas”, dirigido por Lilia Rodríguez intérprete de LSA y docente de la cátedra de Lengua de Señas Argentina (LSA) en 3º año de la carrera de Educación Especial de Humanidades. “Manitos que hablan” será el primer curso en su tipo en la universidad Nacional de Misiones (UNaM). El único antecedente similar que se conoce fue en Neuquén y ha dado muy buenos resultados. “Es una prueba muy nueva, un verdadero desafío y estamos llenos de expectativas”, destacó a PRIMERA EDICIÓN Rodríguez.El curso se extenderá durante todo el año y se realizará en la sede central de esta facultad, ubicada en Tucumán 1941 de Posadas.Ir a la facu desde chiquito“Los chicos aprenden con más facilidad que los adultos, no tienen vergüenza, se comunican con todos los recursos corporales que tienen, y eso es lo que buscamos capitalizar con esta propuesta”, dijo Rodríguez.“Aprender LSA les abre el panorama en lo que respecta a inclusión, a aceptar al otro, y eso es un camino para evitar la discriminación. Aprender la LS como una lengua más que todos podemos usar”, agregó. Como otros beneficios, la docente señaló que el uso de LSA “amplía el campo visual y permite expresar con gestos lo que no podemos expresar con palabras”.Espacio de juegoEl curso estará a cargo de dos maestras de nivel inicial capacitadas en LSA y dos jóvenes sordos, que pondrán al servicio de los niños su experiencia como señantes. “Los chicos van a aprender canciones, las letras, el ritmo, van a hacer teatro y clown, entre otras actividades”, indicó Rodríguez.Se harán reuniones cada dos meses con los padres para contar los avances de los participantes y a fin de año harán un acto de cierre con entrega de certificados.En pos de la inclusiónEn cierta forma el curso viene a colaborar en un proceso que poco a poco gana espacio en las escuelas comunes: la inclusión de niños con algún tipo de discapacidad. “De esta forma, en la escuela los chicos podrán hablar entre sí, ponerse de acuerdo para organizar juegos en los recreos”, ejemplificó. Poco a poco los padres y abuelos de los niños que participen seguramente irán aprendiendo la LSA y la cultura sorda. Esto contribuirá a que más personas valoren la cultura sorda que hace años pelea por una inclusión plena en la comunidad.





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