CANCÚN (México, NA). El guitarrista español Paco de Lucía, que revolucionó la música flamenca tiñéndola de jazz y proyectándola a los escenarios de todo el mundo, murió ayer en esta ciudad, a los 66 años, dejando un legado musical que “perdurará por siempre”.La muerte lo sorprendió en la localidad mexicana de Cancún, según la Sociedad General de Autores y Editores, a la que el músico, “maestro absoluto y rotundo del mejor toque flamenco de todos los tiempos”, pertenecía desde los 16 años.“La muerte de Paco de Lucía convierte al genio en leyenda. Su legado perdurará por siempre”, afirmó el alcalde José Ignacio Landaluce, que decretó tres días de luto oficial.Entre una larga lista de obras, será sin duda recordado por títulos como la rumba “Entre dos aguas” (1973) y el álbum “Friday night in San Francisco” (1981) grabado junto a los guitarristas de jazz Al Di Meola y John McLaughlin.Y entre sus numerosos aportes al flamenco quedará la introducción del cajón de madera, instrumento que los esclavos africanos llevaron a Perú en el siglo XVI y que De Lucía conoció en Lima.Un poco de un gran hombreFrancisco Sánchez Gómez nació en el seno de una familia gitana. De su madre, Lucía Gómez La Portuguesa, le vino el sobrenombre con el que se hizo mundialmente conocido tras modernizar el flamenco.“El flamenco es uno de los géneros musicales más sofisticados y exigentes”, observó el músico oportunamente, considerando que éste había “sido maltratado en España” en el pasado, igual que ahora, “en Brasil o Cuba, países de una riqueza musical extraordinaria, donde las clases acomodadas sienten vergüenza de su folklore”.El guitarrista, que comenzó su carrera en los “tablaos” de flamenco con doce años, sin saber solfeo, sin embargo llegó a ser Doctor Honoris Causa por las universidades de Cádiz y Boston y sumó una larga lista de reconocimientos, entre ellos el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2004. A De Lucía le gustaba recordar que debía su carrera a su padre, un cantante de flamenco desconocido. “Los gitanos son mejores porque escuchan la música desde que nacen. Si no hubiese nacido en la casa de mi padre, yo no sería nadie hoy. No creo en el genio espontáneo. Mi padre me obligó a tocar la guitarra desde que era niño”, afirmó en su libro “Paco de Lucía. Una nueva tradición para la guitarra flamenca”.La leyenda decía que su padre lo ataba a la pata de la cama para forzarlo a practicar. “No era así, era más psicológico. Me preguntaba ¿durante cuánto tiempo has trabajado? Yo le respondía diez o doce horas y veía su cara de felicidad”, había explicado.Sus precoces inicios le permitieron llevar dinero a su casa y pronto comenzó a colaborar en grabaciones de discos en Madrid, donde conoció a otro músico, Camarón de la Isla, con quien formó un dúo mítico hasta su muerte, en 1992.





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