POSADAS. La madre de la niña increpó a su esposo porque llevaba un profiláctico en la billetera. La menor escuchó la discusión de pareja y la explicación carente de argumento de su padrastro: “No es nada, no es nada”. Fue entonces que la nena esperó a que se retirara el hombre de la vivienda y le dijo a su madre: “Él no es tan santito como vos pensás”. Al ser interrogada por su progenitora acerca de los motivos de sus dichos, la chica rompió en llantos y confesó la terrible pesadilla que vivía a manos de su padrastro. Una pesadilla que llevaba años. La mamá de la víctima fue la última en enterarse porque su hija estaba amenazada de muerte por el depravado, quien aprovechaba quedar a solas con la menor para satisfacer sus más bajos instintos. Lamentablemente no se trata de un cuento de terror. Sucedió en la vida real, en una localidad del interior misionero y en el seno de una familia muy humilde. El caso llegó a oídos de las autoridades policiales a través de la denuncia de la madre de la chiquita, en mayo de 2013. Poco después se hizo justicia. El sujeto, quien actualmente tiene 41 años y se encuentra tras las rejas, no solamente reconoció la autoría de los hechos, también afirmó haber reconocido como propia a su hijastra (lo que agravó su situación procesal) y además entendió la pena que le tocó para pagar por sus acciones. Todo con el debido proceso judicial, en este caso un juicio abreviado que se concretó el pasado viernes. En la ocasión el individuo reconoció su culpabilidad y a través de su abogado llegó a un acuerdo con la Fiscalía. Ahora deberá purgar diez años de cárcel, aunque la condena deberá ser homologada en su momento por el Tribunal Penal 1 de la capital provincial, integrado por los camaristas Roque Martín González, Martín Errecaborde y Alfredo Escribano. Severos daños psicológicosMediante el testimonio que brindó la víctima en la Cámara Gesell, las autoridades judiciales tuvieron un claro panorama de los aberrantes abusos por los que tuvo que atravesar. A los 13 años el padrastro aguardaba que la madre de la menor se retirara a trabajar e ingresaba a la pieza y la manoseaba. También cuando la niña estaba en la ducha, siempre en ausencia de la progenitora y bajo amenazas. Cuando la víctima cumplió quince años, la accedió carnalmente por primera vez. Luego continuaron los sometimientos en forma reiterada, incluso cuando la infortunada chica comenzó a salir con su primer novio, revelaron las fuentes consultadas. Desde la investigación de este caso explicaron que la adolescente actualmente deberá ser asistida por profesionales, teniendo en cuenta que sufrió severos daños psicológicos por los vejámenes que padeció durante años. La calificación que recayó sobre el imputado fue la de “abuso sexual calificado por el vínculo reiterado y sin acceso carnal y abuso sexual calificado por el vínculo con acceso carnal reiterado”, confió un portavoz de la causa.





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