POSADAS. Las autoridades le endilgan el insólito desenlace a la ingesta de alcohol o drogas. Es que el ladrón corrió en un intento de escape, pero eligió el peor lugar para esconderse de la Policía: una prisión del Servicio Penitenciario Provincial.Todo sucedió ayer cerca de las 10.45 en una vivienda del barrio Villa Poujade, propiedad del cronista gráfico de PRIMERA EDICIÓN, Mario Fedorischak.“Mi mujer llegaba a casa cuando descubrió a uno de los ladrones que preparaba algunas cosas para llevarse”, contó el reportero. El delincuente había preparado la cartera de la mujer, un televisor y un equipo de música.Cuando la mujer, de cincuenta años, llegó a la escena, el forajido se vio descubierto y salió a correr. La víctima entonces comenzó a pedir auxilio a vecinos del barrio, quienes rápidamente llegaron al lugar e intentaron reducir al malviviente, quien actuó en complicidad con un segundo ladrón, que logró escapar.Lo cierto es que el primer delincuente pudo zafar en parte del agobio de los justicieros vecinos, pero en medio de la confusión mental provocada por el consumo de alcohol y/o estupefacientes, insólitamente continuó el escape hacia la Unidad Penal VI, complejo carcelario emplazado a poco más de cien metros de la casa de Fedorischak.En ese lugar, finalmente, el malhechor acabó su raid delictivo al ser controlado por los penitenciarios de guardia, que lo esperaban prácticamente “con los brazos abiertos”. De todas maneras, fue entregado a efectivos de la comisaría seccional Octava, quienes lo trasladaron hasta una celda de dicha dependencia. Allí quedó a disposición del magistrado Marcelo Cardozo, al frente del Juzgado de Instrucción 1 de Posadas.Una fuente policial le contó a este diario que, en diálogo con el delincuente, este aseguró haber confundido el complejo carcelario con un establecimiento educativo. Fue ese grave error el que le costó la libertad.





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