POSADAS (Por Lara Schwieters). Hoy se conmemora el Día Mundial Contra el Cáncer Infantil. En Misiones se detectan alrededor de cincuenta nuevos casos por año y todos ellos son derivados y atendidos en el Hospital de Día del Servicio de Hemato-oncología del Hospital Pediátrico “Dr. Fernando Barreyro”, dirigido por la doctora Sandra Borchichi. Chaqueña de nacimiento, Borchichi se radicó en Misiones hace varios años para realizar la residencia médica. Por “pura casualidad”, se especializó en hematología en el Hospital Posadas de Ramos Mejía, Buenos Aires y regresó al Pediátrico en 1999. Entonces empezó a proyectar un espacio donde recibir y atender a los niños con cáncer e impulsó las capacitaciones el personal médico y enfermeros.El Servicio de Hemato-oncología ocupa un lugar que es vital para decenas de niños con cáncer en Misiones. ¿Qué balance puede hacer en estos más de diez años de funcionamiento?El servicio ha crecido mucho en recursos humanos, en entrenamiento y especialización. Aquí diagnosticamos unos cincuenta casos nuevos cada año que son derivados de distintos puntos de la provincia. Y si tuviera que hacer un balance, veo que es positivo, pero queda mucho por hacer. ¿Qué principalmente?Queda mucho por hacer en cuanto a personal que falta, que en el transcurso de este año se irá solucionando. Y como siempre estamos haciendo especializaciones anuales al personal. Por ejemplo, los enfermeros harán una especialización por teleconferencia con el Hospital Garrahan. Y próximamente vamos a contar con el nuevo hospital, donde tendremos el área de hospital de día donde se hace consultorio, extracciones de sangre, quimio (de doce horas) y procedimientos, punciones diagnósticas e interconsultas. En el actual (2º piso del Pediátrico) tenemos nueve camas y diez para internaciones prolongadas. En el nuevo tendremos quince camas en el Hospital de Día.Usted es la referente en la provincia en afecciones hemato-oncológicas, y eso debe significar un gran peso sobre sus espaldas. Al punto que si se toma vacaciones no tienen quién la reemplace…Sí, ese es un planteo que vengo haciendo hace años pero la verdad es que es una especialidad que nadie quiere hacerla. Yo he ofrecido becas, rotaciones todo pago y los médicos no quieren hacerla. Es muy dura pero obviamente para el que la hace es muy gratificante. Ahora tenemos un médico de Eldorado que se está especializando en el Hospital Gutiérrez de Buenos Aires y que el año que viene -2015- se estaría incorporando como hemato oncológico para trabajar con nosotros. Pero actualmente estoy atada a no tomarme vacaciones, desde el 2013 no me tomo las licencias correspondientes. Porque sé que si me voy, no queda nadie, y cuando no estoy los pacientes tienen que ser derivados sí o sí. Pero me lo he planteado y muy en serio, sobre todo cuando tuve un problema de salud, y pensaba, si no podía venir a trabajar, qué pasaba con los chicos. Y creo que ahora la carga más pesada es esa: estar sola. Pero trabajan vinculados al Garrahan…Sí, por suerte trabajo con el equipo del país, con la consulta y buena predisposición que tienen los que trabajan en esta especialidad. Y no debemos ser más de 100 médicos en el país, hay provincias que no tienen ningún especialista.No es sencillo, algunos recién se están formando. Otros se forman y se van a otros lugares como Buenos Aires o el exterior, donde hay mayores avances científicos para trabajar, y en lo económico, es alrededor de siete y diez veces más.¿Actualmente el Pediátrico centraliza los tratamientos oncológicos de toda la provincia?Sí. Recibimos unos cincuenta casos nuevos por año. Antes los pacientes se iban a Garrahan y no volvían más. Ahora es compartido, parte del tratamiento se hace en Buenos Aires y el resto acá. En las localidades del interior hacemos entrenamiento con médicos, para que ante la sospecha de un cáncer lo derive rápidamente, para que en un lapso de siete días podamos tener diagnóstico certero, tarea en que interviene todo un equipo interdisciplinar. Cuando se detecta antes, los pacientes tienen más chance de reducir las complicaciones.¿Qué expectativa de sobrevida tienen el cáncer infantil?Es de entre el 60 y 80%, en general. Pero hay cánceres que tienen una sobrevida muy pobre entre el 30 y 40% y otros con una muy alta, del 95%. El cáncer infantil es la segunda causa de muerte. La más frecuente son las leucemias agudas, seguido por los tumores del sistema nervioso central y en tercer lugar, linfomas que son los tumores de los ganglios. Pero por supuesto que nunca se puede adivinar qué pasará. Hemos tenido casos con muy pocas chances de curarse y les hicimos el tratamiento por las dudas, y hoy pasaron diez, doce años y se han curado.Hay un momento muy fuerte que es, con el diagnóstico en mano, decirle a los padres lo que pasa. ¿Cómo lo viven?Es muy fuerte. Uno no puede hacer más lindo algo que no es lindo. Hablamos de una enfermedad grave, que pone en riego la vida, entonces lo más importante es ir con la verdad. Se trata de esta enfermedad, hay que hacer este tratamiento. Y hay que actuar rápidamente. Tratamos que en los diagnósticos haya un representante de salud mental. La primera reacción de los padres es asustarse, que creo que es la que tendríamos todos, no saber qué va a pasar, ver a la muerte muy de cerca. Y luego aparece un período de adaptación. Y ahí el que más rápido acepta es el niño. ¿Hay un antes y un después del cáncer?Sí, las familias que han pasado por la situación de tener un hijo con cáncer cambian totalmente su perspectiva de la vida, es gente muy agradecida, siempre están en contacto con nosotros, se acercan al hospital a vernos, y eso es muy importante. Con ellos compartiremos nuestra jornada de mañana, que iremos a la Cruz de Santa Ana. A los pacientes “viejos”, o sea, adolescentes y adultos que tuvieron un cáncer y que se curaron les daremos una especie de certificado de que alcanzaron la curación. Y eso es muy emotivo, porque son personas que dan un testimonio muy esperanzador, además hoy pueden hablar de cosas que en el momento en que eran niños no podían poner en palabras. Eso da mucho aliento a las familias que recién están pasando por esta situación, porque da mucha fuerza.





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