POSADAS. El único detenido por el crimen de la maestra jardinera Isolina Jazmin Stang (34) fue procesado en las últimas horas por “homicidio criminis causa”, según fuentes judiciales. Se trata de Eduardo Luis Guzmán, un joven de 21 años que además de confesar el asesinato y tener un cúmulo de pruebas en su contra, fue reconocido en rueda de sospechosos por una testigo. El imputado continuará tras las rejas en la Unidad Penal VI de Villa Lanús, a la espera de un juicio. La infortunada docente fue ultimada de una puñalada en el pecho el lunes 6 de este mes, cuando aguardaba el colectivo en una parada ubicada en la avenida 147, de acceso a Itaembé Miní, a unos treinta metros de las instalaciones del club Vial. Eran alrededor de las 5.50 cuando dos criminales, el imputado y un menor de trece años, visualizaron a Stang. La intención de los atacantes era quedarse con la cartera de la mujer, pero no contaron con que ella se resistiría con todas sus fuerzas. Según se supo tras la investigación policial-judicial, el muchacho de 21 años fue el que forcejeó con ella. Las pericias determinaron que la lucha se extendió a lo largo de quince metros, hasta que el agresor le asestó la estocada mortal. Gracias al aporte de una testigo (que sería clave para los pesquisas), que brindó una descripción de uno de los asaltantes fue fundamental para identificar al menor (cabeza rapada a los costados con un mechón rubio en el medio). A partir de ese instante comenzó a resolverse el caso y ese mismo día fueron capturados los acusados. El mayor de ellos fue procesado en las últimas horas y el otro, aunque menor, permanece alojado en el Instituto Correccional y de Menores de Miguel Lanús. Fuentes que pidieron reserva de identidad indicaron a este Diario que el chico se ufana y jacta de lo que hizo, “como si se tratara de una hazaña o una aventura”. Por su parte, el otro detenido en su momento pidió declarar y reconoció que apuñaló a la docente, pero en su defensa adujo que se trató de un accidente. Es decir, forcejearon por la cartera y ella cayó encima de él, justo encima del cuchillo que atravesó su corazón.Su coartada tuvo como objetivo tratar de eludir un procesamiento que lo pueda llevar a una sentencia a perpetuidad. No es lo mismo matar a una mujer tirada en el suelo, indefensa, de un puntazo en el corazón a que ella haya caído accidentalmente sobre el arma homicida. Pero era su versión. Desde la Justicia, en base a pruebas de peso e inobjetables sobre su conducta criminal. Por si fuera poco, la única y principal testigo, la misma que arribó al escenario del hecho cuando la víctima aún estaba con vida, lo señaló sin titubear en medio de otros sospechosos como el hombre que se trabó en lucha con Stang y la mató de un puntazo en el corazón. Un hecho que conmovió a la sociedadIsolina Stang era madre de tres hijos y maestra jardinera. Su crimen conmovió a gran parte de la sociedad local. Puso aún más al descubierto la existencia de una gran marginalidad protagonizada por menores, teniendo en cuenta que el adolescente de trece años que también fue acusado por el hecho, al parecer era consumidor de drogas y alcohol. Las evidencias colectadas por la Justicia fueron claves para poder resolver el triste y lamentable episodio. Hubo desde prendas de vestir y elementos pertenecientes a la víctima, como imágenes de las cámaras de seguridad de una despensa emplazada a poco más de 200 metros de la escena del crimen. En ellas se ve pasar a la dupla (ambos vecinos del barrio Belén de Itaembé Miní), minutos antes del hecho. El caso fue investigado por el Juzgado de Instrucción 7 de Posadas, a cargo del magistrado subrogante Marcelo Cardozo.





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