PUERTO RICO. Eduardo Krause Feliciano huyó en tres ocasiones de prisión en Brasil. Así ganó fama y respeto como “El Rey de la Fuga”. Capturado por casualidad en Jardín América en 2013, donde se estableció tres años antes cuando huía de la Justicia de su país, intentó sumar una cuarta evasión a su rico palmarés. Lo hizo, pero murió de un balazo en la cabeza cuando la Policía le pisaba los talones, después de burlar la guardia y desaparecer de la comisaría seccional Segunda de Puerto Rico.Desafiante y peligroso por naturaleza, no nació para estar encerrado y de alguna manera murió en su ley, escapando de la Justicia. El 6 de octubre de 2013, a las 10, se dio a la fuga de la comisaría puertorriquense. Casi doce horas después era ultimado de un tiro en la cabeza.La primera versión habló de un lamentable accidente, que el disparo se le escapó al oficial que lo perseguía en medio de un forcejeo.Las pericias balísticas parecían sustentar esa teoría, pero el informe de autopsia modificó radicalmente la situación procesal del uniformado. Entre otras cosas indicó que el disparo se produjo a quemarropa y la Justicia se inclinó por la hipótesis de una “ejecución”. En ese contexto, el juez de Instrucción 1 de Puerto Rico, Éctor Acosta, decidió imputar e indagar al oficial subayudante, que prestaba servicios en la comisaría seccional Segunda de esa ciudad, por los delitos de “incumplimiento de los deberes de funcionario público y homicidio agravado por su condición de integrante de una fuerza de seguridad”.La imputación conduce, inequívocamente, a una conclusión: el magistrado parece convencido de que no se trató de un accidente sino de un homicidio a sangre fría, de una ejecución.Además, que habría ocurrido en represalia porque la evasión se produjo cuando el oficial estaba de guardia pero abandonó su puesto para concurrir a un control vehicular de ruta, lo que indefectiblemente acarrearía problemas a su carrera y mancharía su legajo para siempre.Acosta tomó declaración indagatoria al oficial antes de la feria judicial y es muy posible que resuelva su situación procesal con el reinicio de la actividad judicial.No trascendió si el imputado declaró o se abstuvo de hacerlo, pero su presente no sería sencillo en la causa que se tramita en el Juzgado de Instrucción 1 de Puerto Rico.La acusación es gravísima. No contempla el beneficio de la excarcelación y prevé un solo castigo: prisión o reclusión perpetua.





Discussion about this post