POSADAS. Las horas pasan y con ellas se conocen más detalles respecto de cómo se desencadenaron los hechos que desembocaron en el crimen de la maestra Isolina Jazmín Stang (34), ultimada el lunes de una cuchillada que le atravesó la aorta y acabó con su vida en el acto.Una testigo clave, la única que tiene la causa, declaró el miércoles ante el juez de Instrucción Marcelo Cardozo y aportó detalles reveladores, inéditos al menos para la opinión pública.La mujer consignó que cuando arribó a la parada de colectivos, ubicada en la avenida 147, los dos criminales, ahora detenidos en averiguación del crimen, estaban sentados sobre un tronco, a pocos pasos de la maestra jardinera.Jazmín Stang tenía los auriculares del celular en los oídos y no aparentaba preocupación por la presencia de los dos jóvenes.Sin dudas, ni siquiera sospechaba lo que estaba a punto de suceder. Todo lo contrario ocurrió con la otra mujer, cuya identidad se reserva por cuestiones legales y, sobre todo, de seguridad.La testigo presagió que algo malo iba a suceder porque el más joven de los dos, de 13 años, cruzó la avenida 147 y se situó en la vereda de enfrente, como haciendo las veces de campana.Incluso, la mujer se acercó a la maestra y alertó de la maniobra. “Vamos más a la luz porque estos dos algo están tramando”, le habría dicho casi al oído.Pero Stang pareció restarle importancia a la advertencia. “Ya viene el cole”, habría respondido.Segundos después, el mayor de los sospechosos sacó un cuchillo y arremetió contra la humanidad de la docente.La testigo entonces comenzó a correr a campo traviesa, en diagonal a la plazoleta de la parada de colectivos, hacia el local donde funciona una pizzería.Corría desesperada, al límite de sus fuerzas, y gritaba a rabiar en pedido de auxilio.Alcanzó a mirar hacia atrás y vio que el adolescente la seguía. En determinado momento no pudo más y se frenó. Por fortuna, el criminal desistió. Entonces observó al otro maleante, el mayor de los dos, forcejeando con la víctima.Se tiraban de la cartera, aparentemente. En medio del tire y afloje, ambos cayeron sobre el hormigón de la avenida 147. Rodaron una vez y de repente, el criminal se levantó para huir a las corridas en dirección al sur, es decir, hacia la comisaría seccional Novena.Entonces se percató de que la víctima quedó tendida en el suelo y no se movía. Tuvo la sensación, por primera vez en su vida, de lo que era una tragedia. A partir del testimonio y la descripción que esta mujer hizo de los delincuentes, la Policía comenzó a desandar el camino hacia la resolución del caso y la aprehensión de los supuestos responsables.El primero en ser identificado fue el menor, conocido en la zona como “Palermo”, apodo que se habría ganado por su particular corte de cabello, sobre todo en la etapa en que el eterno goleador de Boca Juniors mostraba la cabeza semirapada y con un mechón amarillo en la frente.Una policía de la comisaría seccional Novena supo de quién se trataba al escuchar la descripción de la mujer, consignó una fuente vinculada con la investigación del primer homicidio del año en Posadas. El dato de una puebladaEl juez de Instrucción 1 de Posadas, Marcelo Cardozo, dispuso el traslado del sospechoso de 21 años desde la seccional Novena al Instituto de Encausados de Miguel Lanús, después de que datos de Inteligencia revelaran la posibilidad cierta de una pueblada frente a la comisaría de Itaembé Miní.En Miguel Lanús también se encuentra el adolescente de 13 años involucrado en el asesinato de Isolina Jazmín Stang, aunque en el Correccional y de Menores.La indignación por el crimen de la maestra jardinera hizo que el magistrado ordenara el traslado del hombre, que ayer quedó más comprometido después de ser identificado en la ronda de reconocimiento. El autor del puntazo fue identificado en ronda de sospechososPOSADAS. El joven de 21 años arrestado por su vinculación con el homicidio de la maestra Isolina Jazmín Stang quedó ayer más comprometido en la causa que investiga el juez Marcelo Cardozo. La única y principal testigo, la misma que arribó al escenario del hecho cuando la víctima aún estaba con vida, lo señaló sin titubear en medio de otros sospechosos como el hombre que se trabó en lucha con Stang y, por ende, la mató de un puntazo en el corazón.El magistrado tomó el recaudo de conseguir otros hombres que se hicieran pasar por sospechosos, con una particularidad: todos debían tener ojos claros.Es que la testigo, en su declaración testimonial, había asegurado que el delincuente que peleó con la maestra tenía esa característica. Entonces no se lo podía poner con otros hombres con ojos marrones o negros, porque induciría a la testigo al reconocimiento del principal implicado en la causa, haciendo peligrar la legalidad de toda la investigación.Fuentes del caso indicaron que la mujer no dudó en señalar al supuesto homicida.Isolina Jazmín Stang tenía 34 años y trabajaba en un Jardín Maternal situado sobre avenida Francisco de Haro.Era madre de tres hijos. Dicen que era una persona muy comprometida con el flagelo de los niños en situación de calle. Quizás por esa razón no terminó de convencerse de que dos jóvenes, como aquellos por los que luchaba en diferentes frentes, podían hacerle daño. Lamentablemente, su cora zón tan bondadoso se equivocó.





Discussion about this post