POSADAS. La pregunta no respondida es si el Gauchito Gil es un mito, una leyenda o un santo, lo único cierto es que forma parte de la cultura popular y el autor del libro “Los milagros del Gauchito Gil”, que PRIMERA EDICIÓN acercará a sus lectores con la colección “La fe del Pueblo” a partir de la próxima semana, Pedro Jorge Solans, definió a la devoción que existe hacia su imagen como una “expresión cabal de la fe que tiene nuestra cultura, que no es una mezcla sino una combinación religiosa”.El escritor chaqueño entiende que es una obligación enaltecer estas expresiones religiosas, las leyendas y los mitos que aportan a la identidad nacional desde las regiones. “Esto también demuestra que hay escritura más allá del mercado que impone libros, de las ferias y de las revistas de la industria editorial. Hay vida en las regiones postergadas, leyendas y costumbres en los pueblos invisibilizados de América Latina. Por ende, hay grandes artistas y escritores que rescatan culturas e idiomas, giros de las lenguas y dialectos perdidos, narrando la vida misma de quienes comparten silenciosamente el territorio, pero que no ocupan las grandes vidrieras”.Solans, autor también de “Isidro Velázquez, el último bandido rural” y “Crímenes en Sangre”, señaló que rescatar las historias cotidianas en lugares alejados implica un compromiso distinto a lo que exige la escritura académica. “No reniego de ese compromiso, sólo que no es el camino que elegí. Ese dilema de escribir “cómo y para quién” lo tuve cuando vagaba por esa Europa de la cultura dominante, de esa belleza hegemónica que me exigía ser cosmopolita, pulcro, admirar ciertas expresiones ‘geniales’ y estudiar con un solo ojo. Pero enseguida, ese dilema se disipó en mí y parece que fue borrándose cuando empecé a caminar nuestros caminos y me reencontré conmigo mismo en los olores de Brasil, los colores de Misiones, las calenturas chaqueñas, la armonía entrerriana y en ese río Paraná que te humedece el espíritu en Corrientes”.Es un libro que relata la historia del personaje santificado por la gente e interpretado por uno de los hombres más importantes de la Iglesia católica argentina, Julián Zini, y revela que en los testimonios de los promesantes se minimiza la historia de Antonio Gil para dar paso a la fe. Desde un hecho de rebeldía, justo y virtuoso pasó ese gaucho a ser santificado, a ser una imagen donde la gente deposita su esperanza. Sobre la forma narrativa de su texto, Solans explicó que “cualquier historia de una vida marginal trae consigo una manera de contarla. No podés abordar las leyendas sin respetar los giros idiomáticos, aunque parezcan errores ortográficos o sintácticos, porque expresan una manera de interpretar el mundo”.





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