POSADAS. Detrás de cada consultorio, clínica o sanatorio habilitado en Misiones está la arquitecta María Susana Sarasola de Galarza, hoy de 76 años. Trabajó 25 años en Arquitectura Hospitalaria del Ministerio de Salud Pública, cuando ese organismo público era el encargado de las habilitaciones. En 1986, cuando Salud Pública delegó la facultad de habilitar consultorios, clínicas, sanatorios y ambulancias al Colegio de Médicos de Misiones, la arquitecta Sarasola continuó con sus funciones en esa institución profesional donde se desempeña hasta la fecha.Usted es de Buenos Aires. ¿Cómo llegó a Posadas?Llegué en 1968 de la mano de un muchacho misionero con quien acabo de cumplir 45 años de casada. Estudié arquitectura en La Plata, y en Misiones, mi primer trabajo fue en la delegación sanitaria, con los arquitectos Eduardo Itze e Iturrieta, este último falleció muy joven. Siempre trabajé en el área de Arquitectura Hospitalaria. Y en 1969 fundamos el Departamento de Arquitectura Hospitalaria dentro del Ministerio de Salud Pública, que por ese entonces funcionaba en la Legislatura… después nos mudamos por Félix de Azara. Estuve 25 años en Arquitectura de Salud Pública. Hoy soy directora de cuentas especiales del Ministerio. ¿Cuándo dejó de habilitar Salud Pública?Antes del 86, habilitábamos en Salud Pública a todos los establecimientos, pero luego, por decreto, se delegó esa responsabilidad al Colegio de Médicos. Antes, el Colegio nos mandaba la documentación técnica y nosotros hacíamos los informes y luego salía la habilitación. Somos profesionales de la vieja escuela: de los que hacemos lo que nos corresponde y también más cuando es necesario. Mis hijos me recriman haber trabajado de más… pero yo estoy orgullosa de saber que jamás nadie podrá decir que les cobré un solo peso que no correspondiera. Ahora -y desde 1986- en el Colegio se hace toda la habilitación de los sanatorios privados y públicos cuando lo solicitan, porque estos últimos no están obligados, solamente lo están cuando hacen convenios con las universidades que exigen la habilitación por ley. Misiones es una de las pocas provincias que tiene esa facultad delegada en un colegio profesional, para mí con buen criterio, porque no está influenciado por la cuestión política partidaria. ¿Cuáles son los problemas más recurrentes que encuentra en su tarea?Siempre sostengo que al médico le cuesta pensar en el futuro. Supongo que la misma profesión les impone pensar en el presente, tienen que salvar vidas ya, en este instante. Les cuesta proyectar o pensar a largo plazo. A nosotros -los arquitectos- nos cuesta hacerlos entender que hay que proyectar en función de dónde se quiere llegar. En estos últimos años cambió mucho el equipamiento hospitalario y éste impactó sobre la arquitectura hospitalaria. No obstante, en líneas generales, no cambiaron los requisitos solicitados para habilitar un consultorio o clínica. Meses atrás hicimos una recorrida para la habilitación de la fertilización asistida en el Sanatorio Boratti. Hace pocos años era impensado un sector o servicio para las parejas que no pueden concebir. ¿Y qué pasa con los hospitales que no están habilitados por el Colegio Médico?Lo que no habilita el Colegio, no está habilitado. Pero los hospitales y centros de atención primaria no están obligados a su habilitación, en algunos casos se hace por Arquitectura de la provincia, pero no es lo ideal. Por ejemplo, para el Hospital Escuela, el entonces director de Arquitectura de la provincia pidió a quien era ministro de Salud Pública, José Guccione, que me mandara el proyecto para que los asesorara. Lo hicimos junto a la arquitecta María Rosa Murciego, hoy directora de Arquitectura, no les cobré nada y hoy en día que soy paciente en el Servicio de Hematología del Madariaga me doy cuenta que tiene muchas falencias. El dilema es que el edificio se construye una sola vez, pero la tecnología va cambiando. ¿Usted hace proyectos cuando se lo piden? No, porque no puedo proyectar un edificio y corregirme después, sería poco ético. Lo que sí hago, sobre todo con la gente del interior, es hacerles el anteproyecto y después ellos presentan el proyecto. Hay colegas que tienen la humildad de venir a preguntar qué hace falta para presentar el proyecto. Cuénteme de su familia…Tengo tres hijos, el mayor es abogado, la del medio es farmacéutica y la más chica es comunicadora social. Ellos me critican que no me quedo quieta, pero yo voy a seguir hasta que las neuronas me den. El 2013 fue muy difícil porque a mi marido le operaron de cáncer de pulmón, y yo tengo una enfermedad de la piel que puede terminar en cáncer linfático. Tuve que hacerme una lluvia de electrones, fue lo peor que me pasó porque me quemaron toda. Pero acá estoy, otra vez trabajando.





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