SANTO PIPÓ. Cual si fuera “Houdini”, un remisero logró escapar de un destino incierto y probablemente salvó su vida al liberarse del baúl de su automóvil, en el que había sido encerrado por los dos delincuentes que lo asaltaron a última noche del jueves.El dramático desenlace fue apenas el final de una pesadilla que duró largos minutos y que tuvo como víctima a un remisero de la zona, de 56 años. Anoche, la Policía buscaba intensamente a los dos delincuentes, quienes lograron escapar a bordo del automóvil que guiaba el hombre.Gracias a los datos aportados por la propia víctima, los uniformados estaban tras los pasos de dos malandras que hablaban con marcado acento porteño. Como ambos abordaron el remís en inmediaciones de la Terminal de Ómnibus de Jardín América, los detectives sospechan que serían oriundos de Buenos Aires. Y creen que podrían haber llegado a Misiones el jueves mismo, minutos antes de cometer el atraco.Viajando con el enemigoFuentes policiales informaron que todo comenzó alrededor de las 20 en inmediaciones de la Terminal de Jardín, emplazada sobre la ruta nacional 12, en el acceso sur a la localidad.En ese lugar, un remisero identificado por la Policía como Casildo aguardaba por clientes a bordo de su automóvil Fiat Siena color verde cuando recibió la solicitud de dos hombres que, suponen los investigadores, acababan de bajar de un colectivo.Casildo recibió a sus clientes con la amabilidad de siempre. La pareja de individuos le solicitó un viaje a Santo Pipó. El trabajador del volante no notó nada raro y enfiló por la ruta nacional 12 en dirección norte.El viaje estaba a punto de concluir cuando la verdad salió a la luz. En inmediaciones del barrio Mielín, ya en jurisdicción de Santo Pipó, los hombres develaron sus verdaderas intenciones: uno de ellos extrajo un arma de fuego y encañonó a Casildo. Bajo amenazas de muerte le exigieron la entrega de elementos de valor.Pese a que no se resistió, los malvivientes fueron más allá y lo obligaron a que detenga el vehículo. El remisero quizás pensó que le había llegado su hora, pero entonces los ladrones lo obligaron a entrar al baúl, siempre a punta de pistola.Desde el interior del compartimiento, Casildo sintió que el vehículo volvía a acelerar. Intuyó que era la mejor oportunidad para escapar y comenzó a forcejear con el mecanismo de cierre, hasta que finalmente logró abrir el baúl. Entonces, se lanzó a la calzada con el vehículo en movimiento. Fue un acto de coraje que quizás le salvó la vida. Nadie sabrá jamás qué era lo que le esperaba si seguía con los delincuentes en el camino.La víctima sufrió algunas escoriaciones a raíz de la caída, pero no tardó en recuperarse y completar el escape a la carrera. Así llegó a la comisaría de Santo Pipó, donde denunció el hecho.Efectivos de esa dependencia y de la Unidad Regional IX, con asiento en Jardín América, buscaban al cierre de esta edición a los malvivientes y al rodado en el que escaparon.





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