POSADAS. Las personas sin hogar y sin techo pasaron la Nochebuena y la Navidad con la familia de voluntarios que día a día se preocupa y colabora para atender a aquellos que no tienen dónde vivir. El 24 Rogelio Peralta y el padre Alberto Barros cenaron con quienes generalmente se albergan en el primer hogar que abrieron para dar un lugar a los hombres de la calle. Los chicos, del hogar Padre Mugica, en tanto pasaron con sus familias, sólo uno quedó y se sumó con los adultos para compartir la mesa navideña. Rogelio comentó que desde que ingresan al hogar trabajan en la “revinculación familiar”, tanto con los niños como con los adultos para que vuelvan a establecer el diálogo y la unión familiar. En ese sentido, de los 15 adultos y 18 chicos, el 24 habían quedado solamente diez, y el 25 por la noche un poco más. “Los chicos también aprovechan el movimiento de gente que hay en esta época del año en el centro y para ellos es la tentación de quedarse pidiendo monedas, muchos van a la playita, también donde se concentra mucha gente”, comentó Rogelio. Asimismo, comentó que en estos días tampoco se están acercando los integrantes de la comunidad mbya que generalmente concurren. Todos los días del año los voluntarios asisten a los que menos tienen y se encuentran en situación de calle, en Navidad tampoco estuvieron ausentes y acompañaron de la mejor manera para compartir en un día muy especial. La comisión de laicos desde la semana pasada, por su parte, también comenzó a recaudar alimentos no perecederos para las personas que se albergan en los hogares impulsados por el padre Barros. Panes dulces, gaseosas y otros alimentos fueron muy bien recibidos. Los integrantes de la comisión mencionada concurrieron el miércoles por la noche y compartieron distintos platos especiales por la noche de Navidad. Rogelio agradeció como siempre la colaboración de todos los que realizan algún aporte para los hogares porque los servicios no se interrumpen en vacaciones, siguen trabajando como siempre, como todos los días del año con las puertas abiertas para albergar a aquellos que no tienen dónde pasar la noche. El objetivo de los hogares, además de brindar un lugar, es que tanto adultos como niños logren reinsertarse en la sociedad y con sus familias.





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