POSADAS. La Línea 137 para la atención de víctimas de violencia de género comenzó a funcionar hace solamente dos meses y ya llevan más de 3.700 llamadas, las mayorías de ellas por casos de violencia familiar. PRIMERA EDICIÓN mantuvo una charla con la responsable de la Línea, la subsecretaria de Relaciones con la comunidad, Rosana Franco, y con la coordinadora general, Carolina Caspary, quienes brindaron detalles de los trabajos que se vienen realizando desde este novel organismo. “El objetivo es que la víctima salga de la pasividad, deje de ser objeto para convertirse en un sujeto de derecho. Que conozca cuáles son sus derechos y qué debe hacer”, indicaron casi a dúo, conociendo de más cuál es el principal objetivo que tiene la Línea, más allá de las intervenciones que deben realizar a diario. “Una llamada no es denuncia”La coordinadora Caspary comentó que “una llamada no es denuncia, la víctima o algún familiar llama y desde ahí comenzamos la atención, siempre son atendidos por profesionales, ya sean psicólogos o trabajadores sociales, quienes empiezan con la contención y viendo el caso. Hay de todo, algunos solamente llaman para asesorarse, mientras que otros nos cuentan que vienen sufriendo violencia hace cuatro o cinco años. Los chicos le van diciendo cuales son sus derechos y contienen a las personas, mientras tanto van indagando el porqué de la llamada, y si el caso lo amerita, el móvil se traslada hacía donde está la escena de violencia”Consultada sobre cuáles son las diferencias entre la Línea y otros organismos similares indicó: “La inmediata intervención a través de un móvil con el equipo interdisciplinario es la principal diferencia con respecto a otros programas similares que ya venían trabajando. Nosotros contamos con una brigada móvil que ante la emergencia, urgencia o la violencia en ese mismo momento, sale hacia ese lugar de manera inmediata y nunca vamos solos, siempre en compañía de un móvil policial. Trabajamos con el 911 y ellos nos acompañan”. Además detalló que “cuando llegamos a una escena de violencia nos dedicamos a trabajar con la víctima y no con el agresor, que eso lo cumple el personal policial. En el momento que llegamos a la casa nos enfocamos en la víctima, le hacemos entender de la importancia de la denuncia, porque hay muchos que les cuesta hacerla, salir de ese círculo de violencia, y ahí vemos que necesita. Sí debe ser atendida por un médico, vamos con la víctima, al igual que si quiere hacer la denuncia y si hace esto, desde el equipo evaluamos la situación: si el agresor queda detenido y la víctima no corre riesgo, vuelve a su casa con algún familiar, amigo, etc. En cambio, cuando no queda detenido, lo primero que hacemos es ver las redes familiares, si no tiene a nadie confiable recurrimos al hogar Papa Francisco, hasta que se consigan las medidas cautelares”. Intervención judicial“Una vez que la víctima tiene todas las medidas cautelares, que las trabajamos con el secretario de Acceso a la Justicia, Fabián Oudín y ellos nos acompañan a hacer las prohibiciones de acercamiento, exclusión de hogar cuando es necesario, cuotas alimentarias. Y una vez que la víctima tiene todo esto, nosotros terminamos nuestra función, nos aseguramos que la víctima tenga todas las medidas cautelares”, manifestó la licenciada Caspary. Una de las situaciones más complicadas es cuando el equipo interdisciplinario llega a un casa donde se está ejerciendo la violencia en ese mismo instante. “Hemos llegado a hogares donde estaba siendo ejercida la violencia, en estos casos de hombres a mujeres. Hubo ocasiones donde la víctima se encerró en el baño o en la habitación y con el teléfono celular nos llamó para pedirnos que vayamos ya porque le estaba pegando a ella, a sus hijos, y cuando asistimos al lugar nos encontramos con el hombre dándole una golpiza”, comentó la coordinadora y añadió: también hemos tenido llamadas con menores involucrados, intervenimos y directamente le damos la denuncia al doctor Oudín, quien sabe adónde derivar cada caso. Siempre ponemos en conocimiento lo que está sucediendo”.“Entre 19 a 41 años son las mayores llamadas sobre violencia familiar. Hay algunos tips que los operadores conocen luego de hacer las capacitaciones correspondientes. Es muy destacado lo que hacen los profesionales que están en el teléfono, porque son quienes informan sobre los casos, ellos saben la diferencia entre una consulta o urgencia, más allá de si hay gritos o desesperación, el perfil de una persona que está siendo violentada y el trabajo es en equipo, al igual que la decisión de si vamos al lugar o no”, indicó Caspary. Además dio más detalles: “se tiene en cuenta el tono de la voz, la insistencia, ya que suele ocurrir que una víctima llama un día para asesorarse, pero luego vuelve a llamar, y así hasta que nosotros decidimos intervenir. Además contamos con un software, donde queda todo grabado y a veces se vuelve a escuchar la conversación y evaluar”. Crucero, un bisagraLa coordinadora de la Línea comentó que la masacre ocurrida en la sede de Crucero del Norte fue una bisagra. “Hacía dos días que estábamos con la Línea, cuando ocurrió ese hecho. Desde ese día y en los posteriores hubo miles de llamadas para consultar y también para denunciar casos de violencia familiar, por temor a que ocurra algo similar. Fue impresionante como trabajamos esos días, los operadores no podían más”, admitió.Sin embargo, reconoció que “desde ese día, las personas se cuidan más y gracias a la información que dio la prensa, las víctimas se animaron a denunciar a sus agresores, por eso consideramos muy importante a los medios de comunicación”, comentó.Por estos días, la oficina de la Línea está muy ocupada, pues son días festivos donde aumentan las llamadas y los casos.





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