POSADAS. Es poco común escuchar “El himno a la alegría” de Ludwing Beethoven ejecutado en vivo en un hospital o en una escuela. Pero ocurrió. Y más de una vez. Fue de la mano de Música para el alma (MPA) Misiones, la iniciativa local del proyecto artístico y solidario que promueve Jorge Berguero, violoncellista del Teatro Colón, y hoy se extiende en varias provincias argentinas.La escuela Fraternidad, la Escuela Especial 2 del Hospital Psiquiátrico Ramón Carrillo y la Escuela Especial 45 del barrio A4 fueron los escenarios de estos singulares conciertos, en los que, como bien señalan en www.musicaparaelalma.org “la música deja de ser un fin para transformarse en un medio que acaricia, sana, comulga, nos une a todos en uno. Nos hermana e iguala en amor, paz y alegría y placer compartido”.Julieta Acardi, coreuta del Centro del Conocimiento y referente de MPA Misiones señaló a PRIMERA EDICIÓN que “en estos conciertos participan músicos profesionales, que tienen tiempos bastante ajustados, pero así y todo hemos logrado concretarlos y realmente las visitas fueron muy satisfactorias, muy emotivas”. Asimismo indicó la intención de hacer el último concierto de 2013 en el Hospital Pediátrico o en el Hospital Escuela de Agudos Dr. Ramón Madariaga. “Conocí el proyecto MPA en enero, a través de una conocida y me contacté con Jorge (Berguero) para comentarle mi intención de organizar los conciertos en Misiones y así, de a poquito, comenzamos con el primero en la escuela Fraternidad, en abril”, señaló Acardi. “Si bien no tenemos recursos para organizar más conciertos, trasladar a los músicos, etcétera, la idea es ir de a poco, y en eso ayuda mucho el boca en boca. Y como siempre dice Jorge, él tampoco tenía recursos ni sabía cómo organizarse, pero fue aprendiendo con prueba y error”, dijo Acardi. El repertorio es variado: música clásica, latinoamericana, algunos chamamés y ritmos litoraleños. Los músicos no actúan en un escenario, sino que lo hacen muy cerca de sus anfitriones. Por un momento, el tiempo se detiene, el único lenguaje es la música. Y las sonrisas, los ojos cerrados disfrutando los acordes, algunas lágrimas comienzan a aparecer. “El regocijo de dar lo que como músicos sabemos hacer y de recibir tanto afecto de un público tan especial, bien valen la pena el esfuerzo de juntarse algunas horas a ensayar. Animamos a que mucha más gente se sume”, señalan algunos músicos que ya participaron de la experiencia. “En la escuela especial 2 festejamos acompañamos el festejo de los cumpleaños de los adultos mayores. Muchos viven allí y están muy solos. Antes de irnos una abuela que estaba comiendo un pedazo de torta se me acercó y me dijo ‘al alimento y a ustedes nos lo trajo el de arriba’”, recordó Acardi. Una red nacional“Las experiencias de MPA hacen magia”, sostiene Berguero. En efecto, el proyecto MPA en Argentina se afianza año a año y busca conformar una red nacional y un Colectivo Musical -para lo cual esta abierto un mecanismo de donación- para recorrer una vez por mes una provincia, generando con los músicos locales una experiencia para que el proyecto se expanda en toda la Argentina. En la web del proyecto hay una especie de padrón donde los músicos, orquestas y coros de todo el país que quieran participar de estos conciertos solidarios pueden inscribirse. Lo mismo pueden hacer las instituciones que requieran estas visitas. El origen de MPA“Música para el alma nace del amor y de la pérdida”, señalan en la presentación del proyecto en la web www.musicaparaelalma.org. Y es así porque fue ideado por María Eugenia Rubio, una joven flautista de la Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto, quien mientras luchaba contra una enfermedad, ideó esta propuesta solidaria con el objetivo de llevar música a aquellas personas que, como ella estaban pasando por una situación crítica.Tras su muerte, MPA fue una especie de legado. “Música para el Alma intenta recuperar la alegría, entrega y pasión por la profesión que hemos elegido; pero junto con ello, hacer palpable nuestra solidaridad por ese otro que, por su condición médica, minusválida o marginal, no puede acudir a los espacios tradicionales de la música”, señala Berguero.





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