BUENOS AIRES (DyN). La presidenta Cristina Fernández aceptó anoche la renuncia del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, quien pasará a desempeñarse en la agregaduría económica de la Embajada argentina en Italia, a partir del 2 de diciembre.Así lo informó el vocero presidencial Alfredo Scoccimarro quien no precisó quien reemplazará a Moreno al frente de Comercio Interior.En la Casa Rosada, se especula que será el nuevo ministro de Economía, Axel Kicillof, quien designe a otro secretario de Comercio Interior, una vez que asuma en su cargo.Dueño de un trato intimidante que orillaba la agresión, Moreno se aleja del gabinete de Cristina Kirchner con más desaciertos que logros, para refugiarse en una función menor en la embajada argentina en Roma.Carrió: “Un fascista menos”La diputada nacional Elisa Carrió afirmó que la renuncia del Secretario de Comercio Guillermo Moreno es “una gran alegría, porque hay un fascista menos en el Gobierno, pero todo seguirá igual o peor porque el ministro de Economía es (Axel) Kicillof”.“El premio a los inútiles y los fascistas son las representaciones argentinas en el exterior, preferentemente en Europa”, afirmó Carrió, al aludir al próximo destino de Moreno, la agregaduría económica de la embajada argentina en Italia.Solanas: “Es una buena noticia”El senador electo por el frente UNEN porteño Fernando “Pino” Solanas consideró que “es una buena noticia” la renuncia de Guillermo Moreno.“Creyó que prepoteando y amenazando a empresarios podía desarrollar confianza en el país, pero no es solo Moreno, Kicillof y lo que ha hecho el equipo económico del Gobierno es dejar el barco económico a la deriva”, afirmó Solanas.Advirtió que el gobierno de Cristina Fernández “es un desastre de incompetencia, de improvisaciones y aventurerismo económico” y evitó opinar sobre los cambios económicos que aplicaría a partir de los cambios de Gabinete. Repersusiones en TwitterDirigentes políticos celebraron en la red social Twitter la renuncia del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, a quien definieron como “·patotero” y “delirante” a través de “#Chau Moreno”.“Cuanto daño, cuanto fracaso se lleva Moreno en la mochila ! Nunca + estos delirantes en un gobierno.”, planteó el diputado nacional por el Frente Renovador Eduardo Amadeo en su cuenta de Twitter. En la red social también hubo lugar para el mensaje del dirigente ultrakirchnerista Luis D´Elía, quien expresó: “Un gran abrazo para Guillermo Moreno, un patriota, un gran compañero y sobre todo leal”.“Renunció Moreno! Al fin después de años de pedirlo, se va el patotero! A ver si ahora comienzan a arreglar los desarreglos que realizó!”, celebró la diputada Bullrich.En tanto, Ritondo -legislador porteño del PRO- manifestó que “la renuncia del Secretario de Comercio es una buena señal”.“Renuncio Guillermo Moreno ahora a quien le van a echar la culpa de la truchada del Indec, de la inflacion y del curro de los Cupones PBI", expresó el diputado y jefe de gremio de judiciales, Julio Piumato.El dirigente de Libres del Sur Humberto Tumini recordó: “Moreno asumió su cargo en 2005, cuando la inflación comenzaba a ser problema para la gestión de N. Kirchner. Ocho años después la dejó joya”. Una gestión cargada de anécdotas• Moreno con guantes de boxeo en Papel Prensa: un polémico capítulo se agregó al enfrentamiento entre el Gobierno y el Grupo Clarín por Papel Prensa. En esa ocasión, el matutino denunció al secretario de Comercio Interior de amedrentar a los accionistas de la firma en una asamblea que se llevó a cabo para votar cambios en la comisión fiscalizadora.Según se puede ver en un video publicado por la edición online del matutino, Moreno ingresó a la reunión con una bolsa de una conocida juguetería, de la que sacó un casco de guerra y un par de guantes de box.“Tengo casco o guantes, ¿qué eligen?… Porque el juez dijo que nos tenemos que portar bien, la última vez no nos portamos bien, vino un gil, ligó una trompada y se rompió un diente”, ironizó el funcionario en referencia a los incidentes protagonizados en una reunión anterior, junto al titular de la Sindicatura General de la Nación, Daniel Reposo, y José María Soaje Pinto, asesor del gerente de Finanzas de la compañía. • Moreno y “las cacerolas…: “Que se metan las cacerolas en el orto”. Ese fue el mensaje que el secretario les dio a los manifestantes que realizaban un cacerolazo en la puerta de su casa.• Moreno y el “gesto” a Martín Lousteau: en ese entonces, un gesto de Moreno para el entonces ministro de Economía, Martín Lousteau, inmortalizó las tensiones que dividían al Gabinete. En el palco de un acto oficial, ambos funcionarios discutieron a los gritos e incluso el secretario de Comercio Interior se pasó el dedo por el cuello, clásico gesto del degüello.Lousteau reveló que “en ese momento Moreno me dijo: ‘Al que no está de este lado le cortamos la cabeza’”.• Moreno y Maradona “+boludo”: en medio de la última campaña, Diego Maradona visitó al secretario de Comercio. Se sacaron una foto en donde se ve al ex astro del fútbol posando con el llavero que mandó a hacer el funcionario y trataba a Sergio Massa de “boludo”. • ¿Cómo se las arreglan los argentinos para entenderse con el señor Moreno?”, le preguntó Miguel Jorge, ministro de Desarrollo e Industria de Lula a Eleonora Gosman, de Clarín, en marzo de 2010. “¿Por qué, ustedes tuvieron problemas?” “Al menos a nosotros no nos puso el revólver encima del escritorio”. Después de siete añosTras siete años, siete meses y siete días, Guillermo Moreno presentó su renuncia a la Secretaría de Comercio Interior, desde donde realizó un sinnúmero de tareas que excedieron sus funciones formales y que terminaron invariablemente en fracasos que el ministro Axel Kicillof tendrá que afrontar.Desde ese 12 de abril de 2006, en el que pasó de Comunicaciones a C
omercio Interior, Moreno puso de manifiesto que sus decisiones tenían más peso que la de los sucesivos ministros a los que teóricamente debía reportarse.Sus intervenciones tenían una particularidad: en la mayoría de los casos no correspondían a su área y no llevaban su firma, lo que representaba un alivio ante posibles demandas judiciales. Así, en una de sus primeras y pocas apariciones públicas, aseguró en una conferencia de prensa que no tenía nada que ver con la manipulación del INDEC, de cuyas informaciones era un “simple recipiendario”.Moreno comenzó sus gestiones en su despacho de Julio A. Roca 651 con un signo peculiar: los empresarios que lo visitaban aseguraban que los recibía con un revólver sobre el escritorio. Pero para los comentaristas de la época eso no pasaba de ser “un detalle”.La preocupación se hizo notar a partir de enero de 2007, cuando emprendió una intervención no reconocida como tal en el INDEC, un organismo que no dependía de él, lo que no le impidió designar como directora de Índices de Precios de Consumo a Beatriz Paglieri, el puntapié inicial para la difusión de una inflación en la que no creen ni los más acérrimos oficialistas.Pero Moreno no se conformó con manipular las estadísticas. Pretendió dar lecciones de cómo gerenciar una empresa y se hizo cargo de la fallida Papelera Massuh, que terminó de hundir a pesar de convertirla en proveedora privilegiada del Estado.Su mano llegó también al área agropecuaria, con regulaciones y cupos de exportación que derivaron en la peor cosecha de trigo en 110 años y en la caída de 11 millones de cabezas en el stock del ganado vacuno.Asimismo, Moreno se metió de lleno en las internas del gremialismo empresario y fomentó la promoción y la creación de entidades afines, a través de las que motorizó planes de consumo de productos “para todos” que rápidamente cayeron en el olvido. El pan a diez pesos el kilo es solo una muestra de una lista por demás extensa. No conforme con tantos fracasos, se metió de lleno en el mercado de cambios y fue uno de los principales animadores de los intentos gubernamentales de contener la suba de un dólar “blue” que las mismas restricciones oficiales alentaban: en poco más de dos años, la cotización del paralelo subió un 116% y la brecha con el oficial pasó del 8,5 al 66%.El broche de oro llegó al final, con el blanqueo de capitales con menos aceptación de la historia, al punto que hubo que realizarle modificaciones sobre la marcha y aun así no prosperó.





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