POSADAS. El centro de Rehabilitación del Ciego y Personas con Baja Visión “Santa Rosa de Lima” que depende del Obispado de esta ciudad transita sus 31 años de funcionamiento. La fecha será celebrada el próximo miércoles 6 en el patio del centro, conjuntamente con la Fiesta de la Familia. “Profesores, padres y participantes, somos una gran familia”, destacó Luis Viarengo, rector de la institución. En diálogo con PRIMERA EDICIÓN señaló que año a año alrededor de 120 personas, entre bebés, niños, adolescentes y adultos, participan de las actividades del centro, que es único en su tipo en toda la región.“Es un feliz encuentro saber que más adultos están volviendo, estamos convencidos que tienen mucho para dar y compartir, y a la vez su testimonio y entusiasmo es una enseñanza a los más jóvenes”, destacó Viarengo. Destacó que, si bien hasta el momento no han tenido posibilidad de conocer las estadísticas reales de cuántas personas ciegas y con baja visión hay en Misiones -el último censo reportó la población con discapacidad en general- “prácticamente todos -en Misiones- han pasado por el centro”.Muchos asisten desde bebés, recibiendo estimulación temprana, luego siguen de niños, asisten a escuelas comunes, y a los talleres de informática, carpintería, manualidades, cerámica, etcétera.“Una vez que llegan al centro -se puede acceder y comenzar en cualquier momento del año- se hace un diagnóstico y se elabora un programa de trabajo, a medida de cada persona”, señaló Viarengo.Karin Henning, coordinadora del Departamento de Rehabilitación Básica indicó que “la ceguera o baja visión suele estar acompañada por trastorno neurológico o de desarrollo. Cada caso es particular y entonces se arma la estrategia de trabajo de acuerdo a cada participante”. Un nuevo desafíoConscientes de su rol para con la población de personas ciegas y con baja visión, pero que a la vez forman parte de una comunidad mayor como es la ciudad de Posadas, desde el centro proyectan una campaña que se lanzará el año que viene. Tiene como fin interpelar a los ciudadanos para evitar que tiren basura en veredas y calles que terminen tapando alcantarillas, inundando veredas y generando más obstáculos para las personas con discapacidad. “Todos podemos colaborar y debemos hacerlo, en solidaridad con las personas ciegas y con baja visión que transitan a pie por la ciudad, pero también con las personas con discapacidades motrices”, indicó Viarengo. Asimismo reflexionó que “no necesariamente las personas con discapacidad viven inconvenientes cuando las veredas se inunda, sino que una madre con el cochecito, o cualquier persona, puede sufrirlas”. La iniciativa nació tras la actividad del Día del Bastón Blanco, realizada el 15 de octubre pasado. La idea es que la basura esté en el lugar que corresponda, es decir, en los basureros domiciliarios o de las veredas, permitiendo así la circulación plena y segura en la ciudad. “Vamos a articular con la Municipalidad de Posadas, con el Instituto Montoya y las escuelas, porque los niños son replicadores de la información, y sus padres aprenden de ellos”, señalaron, destacando que la intención es que poco a poco toda la ciudad, no solo el centro, se vaya tornando más accesible.En relación a las dificultad cada vez mayor que cada persona -con discapacidad o convencionales- tienen para desplazarse por la ciudad, Henning señaló que “no se respetan las normas viales, los automovilistas cruzan en amarillo el semáforo, estacionan en las rampas de las veredas y todo eso pone en peligro a las personas que van a pie”. Siguen sin impresoraEn vísperas al 30 aniversario de la institución -en 2012- Viarengo había señalado a PRIMERA EDICIÓN que no contaban con una impresora en Braille, necesaria para imprimir textos con relieve para que los participantes del centro puedan leerlos por medio del tacto. Hace unos meses estuvieron a punto de recibir este equipo comprometido por Vicegobernación, pero de un momento a otro, la gestión se cayó. Conclusión: siguen esperando. Lo peor es que la impresora de la Biblioteca de las Misiones, que era una de las pocas de este tipo que había en la provincia, tampoco funciona. Con esto los participantes solo pueden acceder a la lectura de textos pro medio de la tiflotecnología -un programa de informática que al activarse, lee la pantalla de computadoras y celulares. Es un avance, pero ¿qué ocurre cuándo los textos no están digitalizados?. Quedan fuera del alcance de estas personas.





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