POSADAS. La banda estaba bien estructurada y con roles específicos; una mezcla de seducción macabra y violencia impiadosa. Sus integrantes, peligrosos por cierto, no buscaban cualquier víctima; optaban por hombres mayores, que vivieran solos preferentemente. El ardid o señuelo que utilizaban para engañarlos era la seducción y la ansiedad ante la eventualidad de sexo seguro, responsabilidad que recaía en una mujer de 44 años y su nuera de 21.Una vez que la víctima se relajaba, aprovechaban para dormirla con un potente somnífero para desmantelar la casa y sus bolsillos.Y si la dosis fallaba, había hombres de sobra para golpear duro y dejarla incluso al borde de la muerte.Se les fue la mano la noche del 30 de mayo pasado, en la vivienda de un empresario inmobiliario domiciliado en la avenida Blas Parera. Al parecer, el somnífero no hizo el efecto esperado y el dueño de casa despertó.Entonces lo golpearon sin piedad, hasta dejarlo agonizante.El septuagenario murió tras doce días de agonía en el sector de cuidados intensivos del hospital Escuela “Ramón Madariaga”.Pero la muerte del empresario no hizo mella en el ánimo de la banda ni pareció afectar la fibra más íntima de arrepentimiento.Eso, precisamente, se reflejó en otro violento robo perpetrado el pasado día 4, que la Justicia investiga y tiene a los miembros de esta gavilla en la mira. La modalidad fue similar. Al igual que en el caso anterior, la víctima fue una persona mayor, que vivía en soledad en un inmueble del barrio San Isidro.En este caso, el hombre, un plomero de 58 años, se despertó en medio del saqueo y opuso una tenaz resistencia.Esa acción le costó caro. Terminó en terapia intensiva del hospital público, donde lucha por sobrevivir incluso por estas horas.Fuentes de la investigación indicaron que la Justicia tiene indicios comprometedores acerca de la participación de esta gavilla en ambos casos, pero hay sospechas de muchos otros.El homicidio del empresario inmobiliario y la brutal agresión del plomero son investigados por el Juzgado de Instrucción 2 de la Primera Circunscripción Judicial, a cargo del magistrado César Yaya.Por el momento, son cinco los detenidos. Una mujer de 44 años, identificada con el alias de “Polaca”, su hijo, la novia de este y dos hermanos de apellido Brítez.Como se menciona en el recuadro, los pesquisas tienen en la mira a dos remiseros como parte integrante de esta gavilla.La investigación se profundizó a partir del deceso del empresario inmobiliario.Fuentes de la misma indicaron que los propios familiares intentaron mantener el caso en reserva, quizás por las repercusiones de las circunstancias en que aquel fue sometido a una brutal golpiza.Sin dudas, un expediente que implicó un minucioso trabajo de investigación que puede terminar, al menos en primera instancia, en el auto de procesamiento de los miembros de esta peligrosa estructura delictiva.En ambos casos trabajó personal de la División Investigaciones, dependiente de la Unidad Regional X y del Juzgado de Instrucción 2 de Posadas. La modalidad de transporteLa Justicia investiga la capacidad de logística de esta organización que tenía como cerebro a un clan familiar integrado por una madre, el hijo, la mujer de este y otros cuatro cómplices.En la causa hay cinco detenidos, pero los investigadores tienen bajo la lupa a dos remiseros.Al parecer, estos se encargaban del traslado de los elementos que sustraían de la casa de las víctimas de las viudas negras.Por el momento, no se dieron pistas de la identidad de estas personas, pero sería inminente el pedido de arresto para ambas. La Justicia marcha a pie firme en una investigación que se profundizó con la muerte del empresario.





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