BUENOS AIRES (NA). Los subsidios al transporte y a la energía, la expansión del empleo público y la inversión en seguridad demandaron elevados gastos al Gobierno en los últimos doce años y determinaron una fuerte expansión del 60% del Estado.Así lo revela un estudio del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), que conduce el economista Nadin Argarañaz, que además precisa que la participación del Estado era del 26,5% en 2000 y ahora alcanza al 42,5%.El estudio pretende marcar un diagnóstico de cuánto ha crecido el peso relativo del Estado en la economía y ver cómo fue financiado por las administraciones de Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y Cristina Fernández.“El 87% del peso del Estado fue a gasto corriente y sólo un 13% fue a infraestructura”, explicó el economista al ser consultado sobre el estudio.De acuerdo al estudio, el Estado argentino aumentó 60% su tamaño desde el año 2000, pero ese crecimiento no fue producto de un aumento en su prestación de servicios ni de la generación de nueva infraestructura vial, educativa o destinada a servicios de salud.El aumento fue el resultado de su intervención en la economía, básicamente creando y multiplicando impuestos considerados distorsivos, para repartirlos luego en subsidios que muchas veces también resultan distorsivos, indica el análisis solicitado por la Asociación Empresaria Argentina (AEA).Argarañaz agregó que los argentinos enfrentan actualmente una presión tributaria de casi el 39% del Producto Bruto Interno, la cual se ha cubierto con tributos legislados.“Pero lo importante es que el 40% de ese aumento se explica por los dos impuestos que creados desde el 2000, es decir el derecho a la importación y el impuesto al cheque”.El otro 20%, siempre según el economista, lo explican el aumento de los impuestos provinciales y municipales a los ingresos públicos.Opinó Argarañaz que en la Argentina no se puede pensar en reducir los impuestos sin considerar reducir los gastos públicos, para lo que se debería focalizar subsidios.“Estamos en un camino en el que me preocupa la tendencia, porque en algún punto se va a tornar insostenible”, dijo el economista.El trabajo de Argarañaz señala que “el tamaño del Estado consolidado (medido como el total del gasto primario nacional, provincial y municipal en relación al producto bruto interno -PBI-) ha crecido de manera importante a lo largo de los últimos doce años”.Precisó que pasó de representar “el 26,5% de la economía en el período 2000-2006, a 42,5% en 2012”, y sin que se consideren en esa cuenta “los intereses de deuda”.También destaca que lo que más creció fue el poder del Estado nacional, al acrecentar una estructura de raigambre eminentemente centralista.“En este aumento, la Nación tuvo decisión política sobre el 75% del incremento; las provincias, sobre 19%, y los municipios, sobre 6%”, afirma.Sostiene también que buena parte de este crecimiento deriva de la mayor presión tributaria: creció del 23,8% del PBI al 38,6%.Las cifras que desmenuza el Iaraf demuestran que el crecimiento del sector público y el incremento de su intervención en la economía no han tenido nada que ver con aumentos de la eficiencia y la equidad.El principal factor de crecimiento del Estado fue el de las transferencias corrientes al sector privado, que incluyen los subsidios económicos y que explican un 25% del aumento.Le siguen el gasto en seguridad social y el gasto en personal, con una participación del 23% y del 19%, respectivamente, en ese crecimiento.Los tres rubros explican un 67% del crecimiento en la importancia relativa del gasto público dentro de la economía en los últimos doce años.De esto se deriva que las erogaciones de carácter corriente son fundamentalmente las que impulsaron el tamaño del Estado: la inversión real directa participó sólo con un 13%.





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