BERLÍN, Alemania (Agencias y diarios digitales). Se acabó la espera. Hoy, 61,8 millones de ciudadanos alemanes mayores de 18 años están llamados a votar en unas elecciones que decidirán en buena parte el futuro del continente. Alrededor de tres millones votarán por vez primera y una quinta parte tiene más de 70 años.De las urnas saldrán elegidos los miembros del Bundestag (Cámara Baja), que después designarán por mayoría absoluta al canciller, máxima autoridad del país y cargo que hoy ejerce Angel Merkel.Ante numerosos periodistas extranjeros, la dirigente, de 59 años, en el cénit de la popularidad en su propio partido, insistió en que Alemania es “la mayor economía de Europa” y “necesita amigos”. Merkel ha sido sin embargo a menudo criticada por su oposición a la mutualización de la deuda soberana en Europa, y por defender severas políticas de austeridad contra la crisis.Su principal rival, el candidato socialdemócrata Peer Steinbrück, prefirió por su lado concluir su campaña el sábado en Fráncfort, capital financiera de Alemania y sede del Banco Central Europeo (BCE).Steinbrück fue ministro de Finanzas de Merkel durante el gobierno de gran coalición derecha-izquierda entre 2005 y 2009.Un sistema complejoNo hay un número fijo de parlamentarios. En la legislatura que se renueva hoy la cámara está compuesta por 620 diputados. Se parte de un hemiciclo de 598 escaños, pero la cifra puede ampliarse debido al sistema electoral alemán.Cada ciudadano tiene dos votos. Con el primero elige directamente un candidato, para lo que el país se divide en 299 circunscripciones unipersonales. Los diputados designados por esta vía ocupan, en principio, la mitad de la Cámara.El segundo voto tiene que ir a una de las listas regionales de los partidos y la circunscripción es el Land o estado federado. Es este voto el que determina finalmente el peso de cada formación en el Bundestag.Si un partido obtiene más diputados por la elección directa (primer voto) que los que le corresponderían por el segundo voto, los mantiene, pero se otorgarán más escaños al resto de partidos para que la cámara siga reflejando la proporcionalidad que ha determinado el segundo voto. El economista de humor corrosivoPeer Steinbruck, el socialdemócrata que sueña con destronar a Angela Merkel, es un economista de humor corrosivo que durante la campaña destacó sobre todo por sus meteduras de pata.Este brillante orador, de 66 años, diplomado en Económicas y nacido una familia burguesa de Hamburgo (norte), será recordado sobre todo por una foto, portada de una revista, en la que hacía un gesto obsceno con el dedo.Steinbruck explicó que la revista le había propuesto responder a una entrevista sólo con gestos y que esa era su respuesta a los apodos despectivos que ha recibido durante la campaña.Este ex ministro de Finanzas de Merkel (2005-2009), con fama de competente e incluso brillante, ha ganado algo de terreno en la opinión pública en estos últimos días, aunque lo hace un poco tarde.Sólo dos meses después de haber sido designado candidato del SPD, en septiembre de 2012, este hedonista confeso fue criticado por el diario popular Bild por haber asegurado que no compraría “nunca una botella de vino de sólo 5 euros” y por sus bien remuneradas conferencias ante grandes empresas, que le hicieron ganar 1,25 millones de euros en tres años.Estos episodios le valieron la imagen de un hombre alejado de las clases populares, a las que se supone debía conquistar tras la desilusión provocada por las duras reformas económicas del anterior canciller, el socialdemócrata Gerhard Schroder.Steinbruck tuvo la mala suerte de ser ministro de Finanzas en el período más difícil de la crisis económica. La recesión llegó a la economía alemana y le impidió recoger los frutos de la estricta ortodoxia presupuestaria que cumplía el país.En 2005 sufrió una sonada derrota al perder en las elecciones el Estado regional de Renania del Norte-Westfalia (oeste), feudo de la izquierda obrera, después de haberla dirigido durante dos años y medio. La victoria de la derecha en el Land más poblado del país llevó a Schroder a convocar elecciones legislativas anticipadas, que ganó por primera vez Merkel.Buen orador en los estrados, Steinbruck está menos a gusto en el cara a cara con los ciudadanos. Ha intentado mostrarse como un hombre de acción, auténtico y con energía frente a una canciller que a menudo es vista como esquiva y blanda, aunque hay dudas sobre su capacidad para ejercer de jefe de Gobierno. La mujer más poderosa del mundoConsiderada como “la mujer más poderosa del mundo” por la revista Forbes, la jefa del Gobierno Angela Merkel conquistará, según todas las previsiones, su tercer mandato.A sus 59 años, la canciller alemana -hija de un pastor protestante, casada dos veces y sin hijos-, es muy popular en su país y una de las líderes más respetadas en el mundo. Pero también una de las más criticadas. Es llamada “la canciller de hierro”, por su férrea defensa de las políticas de austeridad. Pero los alemanes la apodan también “Mutti” (“Mamá”), porque les inspira una gran seguridad, en medio de la turbulencia europea.Después de ocho años al timón de la primera economía de Europa y de tres liderando la búsqueda de una salida a la crisis en la Eurozona, Merkel se muestra preparada para dirigir su país en otro mandato, sin que su imagen parezca sufrir por el desgaste del poder y las embestidas de la crisis económica mundial.Pero en el extranjero, su figura irrita, provoca cólera e incluso indignación. Manifestantes coléricos han protestado en las calles de Atenas, Lisboa y Madrid, responsabilizándola por los recortes de presupuesto que, afirman, están ahogando las economías de sus países y llevando la tasa de desempleo a niveles casi nunca vistos.Los griegos la detestan, y la acusan de querer poner de rodillas Grecia, para explotarla mejor.Algunos observadores señalan que Merkel ha hecho que la próspera Alemania experimente un sentimiento de falsa seguridad 23 años después de la histórica reunificación.La canciller “es perfectamente predecible, en su flexibilidad. Y al electorado, que detesta el riesgo, le encanta eso”, escribió el responsable del influyente semanario Die Zeit, Josef Joffe.Su biógrafo, Gerd Langguth, resalta que Merkel, aunque está siempre bajo la luz de los reflectores, sigue siendo un enigma. Es “una esfinge”, que aprendió de sus años bajo la dic
tadura de Alemania del este, escribe.Amante de la ópera y del vino tinto francés, Merkel, que hace ella misma sus compras en un supermercado barato, proclama que su modelo es la ama de casa alemana, símbolo de la austeridad y el autocontrol.Y su esposo, el profesor de química Joachim Sauer, con quien Merkel se casó en 1998, es tan tímido que no asistió a la ceremonia de toma de poder de la canciller, en 2005.





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