BUENOS AIRES. El viernes se cumplirá un año desde que Seba Dávalos (8) fue conectado a un corazón artificial (un corazón extracorpóreo llamado Berlín). El niño posadeño está internado en el Hospital Garrahan hace casi dos años en espera de un trasplante cardíaco que le permita retomar su vida y volver a su casa de Barrio Tajamar, en Posadas. Según los médicos, necesita ser transplantado urgentemente, pero no aparece un corazón que se adapte a su tamaño, grupo sanguíneo y demás. Cada día que pasa sus hermanas y su papá Alberto esperan que llegue el aviso de que se consiguió un corazón para reemplazar al de Seba, que hoy pro hoy, casi no cumple sus funciones. Desde el viernes recibe asistencia de oxígeno que lo ayuda a respirar para evitar que sus pulmones se cansen.“Anímicamente está re agotado, duerme todo el día y juega apenas cinco minutos”, señaló Carolina Dávalos (22) una de las hermanas que está acompañando a Seba en el hospital de Capital Federal. La joven señaló que “todas las complicaciones son por falta de sodio: normalmente una persona debe tener entre 135 a 145 -miliequivalentes por litro (mEq/L), y él llegó a tener 109, y a pesar de las medicaciones los médicos no logran regularlo, y le sube y le baja cada día los niveles de sodio”.Seba pasó su segundo Día del Niño en el hospital, y el único regalo que pidió fue, por supuesto, que llegue un corazón para que pronto lo puedan transplantar. Mensajes de todo el mundoSilvia (26) y Julia (24), también están en Buenos Aires. Las tres hermanas se turnan con su papá, Alberto para quedarse con su hermano.“Tenemos una computadora y ahí descargamos las fotos y mensajes que le mandan a Seba, cuando vamos al hospital le mostramos”, contó a este matutino. “Yo le digo a Seba: ´hay gente de todas partes del mundo que te está escribiendo, te mandan fotos con saludos y carteles, rezan por vos, y se comunican muchas personas de Misiones que están esperando que vuelvas’ y él se ríe un poco”, agregó la joven.Abrazo al hospitalEste sábado voluntarios, familiares y amigos del hospital harán un abrazo al Garrahan en apoyo a Seba y a todos los niños que permanecen en espera de un corazón. Según contó Carolina, también está Franco de cinco años, conectado a un corazón artificial hace unos tes meses y otro niño de once años que lleva cinco años viviendo conectado al aparato.





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