POSADAS. La transformación de Villa Bonita es inminente. Lo han sabido ver tan bien los operadores inmobiliarios que el valor de la propiedades ha crecido por lo menos siete veces en los últimos años. De pedir, en 2005, un promedio de 30 mil pesos por una parcela de diez por treinta metros, ahora la oferta no baja de los 200 mil pesos, según información a la que accedió PRIMERA EDICIÓN.Ya quedan muy pocos lotes deshabitados en esa populosa barriada que están en manos de bienes raíces y porciones de terreno sin mensura que se venden en una suerte de “inmobiliaria paralela”, gracias a la viveza criolla de los primeros pobladores, quienes coparon espacios fiscales hace por lo menos cuarenta años y ahora realizan pequeñas operaciones. Según comentarios recogidos de los vecinos, se trata de tierras usurpadas que pertenecían a la administración de la Escuela Normal Mixta. Con esto, el barrio tiene dos asentamientos con ocupantes en una situación socioeconómica muy desfavorable. Mucha pobreza, rancheríos sin servicios básicos, salvo el agua. Este ha sido uno de los motivos por los cuales la comisión vecinal y la Comuna capitalina se pusieron a trabajar en un proyecto de relocalización, en principio de una treintena de familias establecidas en “Calle Muerta”, una suerte de arteria sin veredas llamada así porque es donde termina Villa Bonita. Zona de obraEn cualquier caso, ese suburbio está bastante convulsionado por estos meses. A 500 metros del acceso al barrio la empresa contratada por la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) trabaja a ritmo acelerado para concluir las obras de la autovía en la zona de la ex Garita, con lo cual por ahora el lugar es una literal “zona de desastre”. En ese segmento el tránsito se vuelve lento y se generan interminables colas para tomar la ruta nacional 12 o la provincial 105. Pese a los operativos implementados por la Policía, los roces y accidentes menores están a la orden del día. Para colmo, los caminos internos en Villa Bonita, Villa Longa y Ñu Porá son puro barro, hay tierra amontonada en todas las calles, no hay veredas y prácticamente sólo las máquinas pueden transitar. Inclusive los colectivos suspenden los recorridos, dejando a la gente a pie. “Nunca entraron los colectivos a las calles internas del barrio, pero ahora las paradas están más lejos que nunca. Como mínimo una persona tiene que caminar ocho cuadras para usar el transporte público. El mayor peligro está dado por las noches y los días de lluvia, porque hay que caminar mucho para tomar el colectivo entre el barro en la oscuridad”, comentó Gladys, una vecina que se mudó hace diez años a Villa Bonita. Como en el barrio no hay escuelas, los chicos deben salir sí o sí, con lo cual la peregrinación es un verdadero suplicio para quienes no tienen medios de transporte particulares. Por otra parte, para esta vecina los problemas y carencias están a la orden del día. Por ejemplo, el servicio de agua, que lo presta la comisión vecinal y que el verano pasado tuvo que luchar bastante para no dejar sin suministro a la gente. Sobre esto, la presidente de la comisión barrial, Lourdes, contó que “la semana pasada se nos volvió a quemar la bomba. Ese es nuestro eterno problema, la zona se va poblando y la red de agua debe extenderse, porque tiene que haber para todos. Tendríamos una solución si nos vuelven a colocar una bomba de 60 Hp, porque aquí vivimos unas 800 familias y el consumo es alto. Por el momento tenemos acceso a unos 500 litros de agua por día por vecino. Todos sabemos que eso no alcanza para una familia tipo. Ahora estamos en invierno y ya falta agua. No nos queremos imaginar cómo van a ser los meses de calor”.





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