QUITO, Ecuador (AFP-NA). El presidente de Ecuador, Rafael Correa, anunció su decisión de dar paso a la explotación petrolera en una importante reserva amazónica, tras fracasar su plan para evitar la extracción a cambio de una millonaria aportación internacional.En un mensaje al país, el mandatario pidió autorización al Congreso, de mayoría oficialista, para iniciar la actividad petrolera en una zona del Parque Yasuní, declarado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) reserva mundial de la biosfera en 1989.“Con profunda tristeza, pero también con absoluta responsabilidad con nuestro pueblo y la historia, he tenido que tomar una de las decisiones más difíciles de todo mi gobierno” y “poner fin” a la iniciativa que buscaba evitar la explotación del bloque Ishpingo, Tambococha y Tiputini (ITT), sostuvo Correa.Los tres pozos acogen una reserva estimada de 920 millones de barriles, lo que equivale al 20% de los depósitos del socio más pequeño de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), según el jefe de Estado.De acuerdo con el gobernante, el “aprovechamiento de las reservas del ITT arrojaría un valor presente neto de 18.292 millones de dólares”.Sin embargo, “el mundo nos ha fallado”, por ello decidí “solicitar a la Asamblea Nacional la declaratoria de interés nacional para el aprovechamiento del petróleo” del Yasuní, al sureste de Quito, agregó.La Constitución de 2008 prohíbe la explotación de recursos no renovables en áreas protegidas, aunque le otorga la opción al presidente de autorizarla bajo la figura de interés nacional previo aval del Congreso.“La actividad extractiva no podrá desarrollarse en un área superior al 1% del Parque Nacional Yasuní”, cuya extensión supera el millón de hectáreas, afirmó Correa.“Esta decisión nos desilusiona a todos, pero es necesaria. Ya no podemos hacer más sin grave perjuicio al bienestar de nuestra gente. La historia nos juzgará”, declaró.Las aportaciones de empresas privadas o países como Bélgica, Chile, Francia, Italia, España e Indonesia fueron depositadas en un fideicomiso administrado por el PNUD, lo que garantiza el retorno del dinero.Al fracaso de la iniciativa se suma el hecho de que Ecuador no ha descubierto recientemente nuevas reservas petroleras, por lo que su economía podría derrumbarse de aquí a veinte años, dijo Correa en otra intervención.Después de los impuestos, el crudo es la segunda fuente de financiamiento de Ecuador, con una producción diaria de 500.000 barriles.Correa, un economista de izquierda que logró una controvertida renegociación de la deuda externa y de contratos petroleros con multinacionales, ha insistido en que el impacto ambiental será reducido.De hecho, compañías como la española Repsol ya operan en el Parque Yasuní desde hace décadas y, en el caso del ITT ,uno de los campos, Tiputini, está fuera de la zona protegida.La estatal Petroamazonas asumirá “en las próximas semanas” los trabajos en este yacimiento, anticipó el presidente.Los ambientalistas insisten en que la explotación total o parcial del ITT perjudicará la riqueza biológica del área, mientras los indígenas prevén movilizaciones de rechazo.El Parque Yasuní es un bosque húmedo tropical, “con la mayor biodiversidad por kilómetro cuadrado en toda la Amazonía. Un solo pedazo de bosque que se destruya implica una altísima destrucción de biodiversidad” dijo a la AFP David Romo, codirector de la estación científica de biodiversidad Tiputini de la Universidad San Francisco (privada).Limítrofe con Perú, la reserva, “uno de los últimos lugares de la Amazonía donde se puede ver la naturaleza en estado prístino”, según Romo, incluye una zona especial de protección de comunidades indígenas en aislamiento voluntario.Según este doctor en biología de la conservación, unos 11.000 indígenas entre quichuas y waorani están asentados en el Yasuní.Por su parte, varios expertos petroleros estiman que Ecuador podrá mitigar el impacto ambiental. “Existe tecnología ‘offshore’ (costa afuera) para extraer petróleo en los mares, que son tan sensibles como el ‘mar verde’ de la Amazonía. Evidentemente hay un riesgo ambiental, pero se puede minimizar con una operación de buenas prácticas”, dijo a la AFP René Ortiz, ex secretario general de la OPEP y ex ministro de Minas y Energía.





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