OBERÁ. Se concretó el último viernes en el Registro de las Personas de esta ciudad la unión civil entre María Cristina Ocampo y Mirta, transformándose en el sexto casamiento entre personas de un mismo sexo en lo que va de 2013.Luego de tres años de relación y de una convivencia que lleva ya un tiempo, decidieron unir sus vidas formalmente. La ceremonia fue muy concurrida ya que los familiares de las dos contrayentes estuvieron presentes acompañándolas, no trascendieron los datos filiatorios de la docente, porque quiere preservar a su hija de 12 años, por ese motivo pidió reservas al respecto.Una vez concretado el casamiento y con la emoción del caso, María Cristina -integra el Servicio Penitenciario Provincial- accedió a hablar con PRIMERA EDICIÓN y dijo que “es algo soñado y hermoso lo que vivimos, para mí fue un paso muy importante, que llevó su tiempo, pero es muy satisfactorio. Estoy muy contenta, orgullosa del paso que estoy dando”.Entre los saludos y los flashes, la mujer, exhibiendo la libreta que acredita su unión civil, admitió que “costó un poco tomar la decisión porque la sociedad es bastante dura con este tema pero sabemos que tiene que entender que hay una ley que nos ampara, no hay nada malo en esto porque si hay amor todo se puede. Tengo el apoyo de toda mi familia y mis amigos y eso es lo más importante para mí”.En lo que va de 2013, tres parejas femeninas y tres masculinas pasaron por el registro local para sellar su amor, el dato no trascendió en su momento por pedido expreso de cada uno.Ante la consulta sobre una posible futura adopción Cristina respondió que “estamos dando el primer paso, eso vendrá con los años, vamos a ir viendo pero es algo que habíamos pensado”, expresó.La emoción de los presentes se dejó ver en todo momento, con expresiones permanentes de alegría, “ahora vamos a amanecer bailando”, dijo Susana Da Cruz, madre de Cristina, quien luego admitió que “primero que costó un poco aceptar pero entendí que hay que respetar la elección de cada uno y ver a mi hija feliz es lo más importante. Hoy toda la familia la acompaña”.El apoyo de sus hermanasCristina tiene tres hermanas, una de ellas, Mónica, señaló que “la familia tiene asumida su situación, no la juzgamos en absoluto y reconozco que es muy valiente para tomar esta decisión”. Luego agregó que “todavía observo que la sociedad no está preparada porque este casamiento trascendió y generó revuelo. A nosotros lo que más nos importa es verla bien y ella está feliz”.Por su parte, Patricia otra de las hermanas afirmó que “ellas tiene un proyecto de vida y que hayan decidido casarse es muy importante. Las apoyamos desde un primer momento. Están haciendo uso de un derecho que tienen porque la ley está sancionada. Veo a mi hermana realmente feliz y eso es lo que más rescato”.Maria Cristina y su pareja, llevan adelante su vida profesional y personal como cualquier pareja, con mucho esfuerzo se compraron un terreno y construyeron la casa en la que hoy viven y donde transcurren sus días más felices.





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