OBERÁ. La investigación pudo determinar que la niña era abusada desde los doce años, pero la madre radicó la denuncia cuando tenía trece. La historia, triste y lamentable, saltó a la luz en junio de 2011 y concluyó el miércoles pasado, en el Tribunal Penal 1 de Oberá, que condenó al responsable a una década de cárcel de cumplimiento efectivo.Si bien la Justicia obereña sentenció el destino carcelario del acusado, el episodio criminal se produjo en el municipio de San Vicente.La víctima debió soportar la ausencia de la madre, recluida en prisión por un delito que no trascendió, y el calvario de ser abusada sexualmente por el hombre que asumió la función de tutor.No trascendió el vínculo entre el imputado y la mamá de la pequeña, pero alguno había para confiarle la guardia y cuidado de la menor.Cuando la mujer recuperó la libertad, notó un comportamiento extraño en la nena, indiferente por momentos y en otros, repulsiva, rebelde.Tras varios intentos fallidos, logró convencer a la hija de que le contara los motivos de su conducta, desprecio y rechazo a todo.La pequeña se quebró y relató que era abusada sexualmente por el hombre que debía cuidarla y preservar su integridad física y psicológica.La mujer entonces tomó a sus hijos y se dirigió a la Comisaría de la Mujer, donde radicó denuncia contra aquel hombre.Tras la presentación policial, la víctima confirmó los términos de la denuncia. De hecho, su testimonio en Cámara Gesell resultó determinante para el procesamiento de Ángel Oscar Lorenzo, de oficio carpintero, por los delitos de “abuso sexual con acceso carnal”, consignó el portavoz consultado.Detalles de la investigación consignaron que el imputado tenía una relación de convivencia con la menor y que solía estar a solas con ella.En ese contexto aprovechó su inmadurez psico-física para someterla sexualmente en forma sistemática.CondenaLorenzo se aprestaba a ser juzgado en audiencia oral en el Tribunal Penal 1 de Oberá, pero optó por confesar su responsabilidad para acceder a una reducción del monto de la sentencia en un juicio abreviado.La defensa y la fiscal de Cámara, Estela Salguero de Alarcón, llegaron a un acuerdo y este fue homologado por los camaristas Francisco Aguirre, Lilia Avendaño y José Pablo Rivero.Así, el criminal confeso fue sentenciado a diez años de prisión más accesorias legales y costas.Con posterioridad, fue trasladado al complejo penitenciario de Oberá, donde cumplirá la totalidad de la pena. Indefensa en manos de un chacalLos abusos habrían comenzado cuando la niña tenía doce años. Había quedado al cuidado del chacal porque su madre fue condenada a prisión.No trascendió la relación entre el condenado y la mujer -si eran vecinos, amigos o amantes-, pero lo cierto es que el hombre vivía con su pareja en el municipio de San Vicente.Al menos un año antes de que la mamá recuperara la libertad, el calvario ya había comenzado para la criatura.El testimonio de la niña en Cámara Gesell y los informes médicos y psicológicos fueron determinantes para que el acusado terminara confesando su culpabilidad.





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