POSADAS. El Gigante de América volvió a Posadas y vivió una noche de romance sin estribos con el público que colmó el anfiteatro Manuel Antonio Ramírez. Antes del esperado reencuentro con el grupo mexicano, Andy Gaona y Los Angeles de la Kachaca (Posadas), Los Hijos de los Barrios (Corrientes) y Los Rollers (de Encarnación) pasaron por el escenario y compartieron sus canciones con la gente, que desde un principio estuvo bien dispuesta a disfrutar de cada momento de la noche. Los típicos sombreros blancos, las vinchas, los carteles y pósters de la banda se fueron multiplicando, tanto en la platea como en el sector VIP (alrededor del escenario) y a medida que se acercaba la hora del gran show, las expectativas eran cada vez mayores. Y fue a las 20.38 exactamente cuando se produjo la magia: “Bronco” pisó el escenario del anfiteatro e instantáneamente la euforia estalló entre la multitud que se puso de pie y así permaneció hasta el final del espectáculo. Los latidos se aceleraron y los gritos desaforados resonaron en los cuatro puntos cardinales con los acordes de la primera canción: “Que no quede huella”. Con este clásico “Bronco” soltó las riendas de la pasión que despierta su cumbia romántica. La fiesta fue total.El público seguía exultante y la energía vibrante del lugar cada vez se sentía con más fuerza. José Guadalupe Esparza, líder y vocalista de la banda, cautivó con su voz al cantar “Estoy a punto” y siguió con “Mírenla”, mientras abundaban los flashes de los celulares y cámaras fotográficas. Emocionaba ver a tanta gente feliz, disfrutando ese presente pleno de música, de canciones que marcaron una época que, sin dudas, evocaron recuerdos de esos años de bailes y de jóvenes amores. Con un impecable vestuario y fiel a su estilo, “Bronco” deslumbró de inicio a fin, con los integrantes de su formación original, como Lupe Esparza y Ramiro (acordeón), y la nueva generación, conformada por los hijos de Guadalupe: José Adán y René Esparza, junto a Javier en batería. Dispuestos a estar lo más cerca posible, el público del VIP se acercó más al escenario y muchas chicas y señoras subieron a las sillas para aprecia mejor el espectáculo, del que nadie quería perderse un solo detalle. Entre los clásicos que cantaron no faltó “Si te vuelves a enamorar”, que contó con un multitudinario coro.“Chocheman viven en mi corazón” rezaba un cartel, entre el público. Es que el año pasado “Bronco” tuvo una gran pérdida, la de uno de sus integrantes que estuvo desde los inicios, allá por 1979: José Luis “Choche” Villareal y fue en su honor que Lupe expresó: “Desde nuestros inicios jamás pedimos un aplauso porque ustedes nos lo regalan solitos, pero siempre hay una primera vez. En esta noche quiero que me regalen un aplauso que se escuche hasta el cielo, donde está nuestro querido Chocheman”, y el aplauso retumbó en el anfiteatro y más allá.Eterno seductor, Lupe Esparza le dijo a los espectadores: “La música ha sufrido cambios verbales, en Internet y en la televisión hay palabras feas, pornografía, pero nosotros seguimos enamorando a nuestras mujeres con mucho respeto y con mucho cariño”. La respuesta fue inmediata: cientos de gritos de la platea femenina agradecieron la afirmación del artista que luego regaló “Quiéreme como te quiero”.Con una conexión única con las miles de personas que llenaron el anfiteatro, Lupe cantó, bailó y también confesó que “hay canciones que están tatuadas en el alma y en el corazón y que forman parte nuestra hasta el último instante de nuestra vida” y cantó “A mi amigo Bronco”, mientras la platea acompañaba con las manos bien arriba y una sonrisa imborrable.“Jamás imaginé que un día iba a estar en el escenario con mis ‘potrillos’, mis hijos René Guadalupe y José Adán Esparza, yo dejaba en casa a mis bebés chiquititos y ahora puedo cantar junto con ellos”, expresó emocionado Lupe Esparza y para celebrar el momento interpretó “Échame a mi la culpa”, acompañado de miles de voces y rostros embelesados ante estas cumbias románticas. No faltaron las coreografías de los Esparza que hicieron “delirar” a las fanáticas y arrancaron suspiros a muchas damas. Un invitado especialEn un momento, Lupe Esparza contó que le gusta mucho el chamamé y manifestó que, “salvando las distancias y con mucho respeto” querían hacer un “chamamé mexicano” y fue allí que invitó a Néstor Barrios, vocalista del “Los Hijos de los Barrios”, que llegó al escenario entre cálidos aplausos y junto a “Bronco” interpretó “Nunca voy a olvidarte”. Los “Te amo” se multiplicaron entre el público que ovacionó este gran momento. El show siguió a puro romanticismo. Con encantadora tonada mexicana Lupe señaló que “hay veces que el amor es ciego y no ve fronteras, hay veces que el corazón no entiende de razones y aunque la mente diga que no, el corazón dice que sí” y cantó “Mi peor enemigo”, mientras una joven parada sobre una silla repetía emocionada hasta las lágrimas los versos de esta canción. “Hay amores que dejan dolorida el alma” dijo más tarde para presentar otro clásico, “Corazón duro”. Después fue el turno de “una canción que jamás pasará de moda porque siempre andará paseando en el aula de alguna escuela, entre los libros de algún amor escondido: Libros tontos”. Otro de los temas más esperados de la noche fue “Naila”, que se llevó toda la emoción de la gente y un clásicos de clásicos: “Dos mujeres y un camino”. Entre los temas nuevos sonó “Basta” y una canción para los más chicos, a modo de antesala de lo que será el disco infantil que están proyectando. “Otro clásico” para enamorar fue “Adoro”, muy coreado por el público. Los éxitos iban pasando y la pasión por la mú
;sica de Bronco crecía más y más. la fiesta se armó cuando cantaron el tema que representó el primer éxito de su carrera: “Sergio el bailador”. Después de vivir una noche intensa, mágica y plena de pasión musical, “Bronco” se despidió de Posadas con “Como te digo”. Con el Paraná como testigo, El Gigante de América dejó su corazón en el anfiteatro y se llevó el cariño de miles de corazones que seguramente los hará volver a esta tierra colorada.




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