SAN VICENTE. Uno de los problemas que más inquieta en el mundo hoy por hoy es qué hacer con tanta basura que se junta diariamente. Mucho de esos desechos se puede reutilizar, pero para eso hace falta tener capacidad creativa, para reconvertir una cosa en desuso en otra útil. Las docentes de quinto, sexto y séptimo grado de la Escuela 531 Marta Lenz y Lucía Mabel Cáceres comenzaron a trabajar con sus alumnos para que ellos mismos construyan cestos de basura con materiales reciclados y los utilicen en sus casas y en el establecimiento, de esta forma aprenden y crean.La 531 está ubicada sobre la ruta provincial 13, a la altura del kilómetro 25, en la mitad del trayecto entre San Vicente y El Soberbio. Es una escuela rural a la que los chicos van desde nivel inicial hasta séptimo grado, también concurren alumnos de primero y segundo año del ciclo básico.Las docentes presentaron un proyecto en el PEI, a principio del año lectivo, para enseñar a los niños a tirar la basura en los cestos. Lenz contó: “Todos los días estamos peleando con los chicos para que se acostumbren a tirar la basura en los basureros. Por eso buscamos la forma de incentivarlos a que tiren la basura en su lugar”.Por su parte, Mabel Cáceres precisó: “Queremos que se acostumbren a arrojar los residuos en los tachos. Por eso buscamos que sientan que lo que ellos hacen son cosas útiles y para usar. Que se sientan orgullosos de ellos mismos. Entonces creímos que si les hiciéramos hacer los cestos de basura se iban a sentir orgullosos y los iban a utilizar. Cuando dimos la consigna de que hagan los cestos nos sorprendimos como se apuraron a cumplirla. Pero nuestra sorpresa es más grata cuando los vemos utilizar los tachos que ellos hicieron”.Los alumnos de quinto, sexto y séptimo asisten en turno mañana, construyeron 39 basureros para los que utilizaron maderas en desuso, tachos de plásticos viejos que tenían en sus casas, metales que no utilizaban y materiales que sacaron del monte. Tienen las formas más diversas, curiosas y de distintos tamaños. Aclararon que “la consigna era que los hagan en sus casas, con los materiales que tenían a disposición y que elijan un tamaño pequeño para las aulas y otros más grandes para la galería y los patios. También que busquen la ayuda de sus padres”.La intención del proyecto de las docentes es tratar de reconvertir la basura que se producen en la escuela en algo útil que ellos puedan hacer en la casa. “Ahora toda la basura va a un pozo común y se quema. Lo que tenemos pensado hacer es un trabajo en la huerta, es un proyecto en el que encajaría la parte de transformar en abono los elementos orgánicos y el papel. Lo que no se puede transformar en abono buscar la forma de reutilizarlo, como el caso de los inorgánicos, buscar la forma de que reciclen”.Son muy optimistas con lo que aprenden sus alumnos: “El hecho que sientan orgullo por lo que hicieron y lo utilicen es bueno. También vemos que entre ellos se corrigen. Cuando uno tira un papel en el suelo otro le hace ver que debe juntarlo y tirarlo en el basurero, están aprendiendo a no arrojar la basura por ahí”.




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