POSADAS. En un pupitre del aula conviven mamaderas y chupetes con cuadernos, libros y biromes. Las sillas y mesas se acomodan de manera que los jóvenes padres puedan transitar con el cochecito y para evitar que los niñitos que caminan se tropiecen en sus andanzas.Esta es la realidad que se vive puertas adentro del CEP 20, una institución que a pesar de no tener edificio propio -funciona en dos escuelas “prestadas”: la 266, de Urquiza y 11, y la 645 de Urquiza y San Martín- y de que su alumnado tiene escasos recursos económicos, estrecha sus lazos solidarios para ayudar a jóvenes padres a concluir sus estudios.“Actualmente hay cuatro o cinco mamás solteras que vienen con sus hijitos. Las docentes, en el afán de ayudarlas a que puedan leer o hacer los trabajos, cuidamos los bebés, les alzamos”, explicó a PRIMERA EDICIÓN Mónica Cordero, docente del CEP 20, al que concurren jóvenes del barrio Laurel y chacra 181 de Posadas. Hasta hace dos semanas también cursaban en la nocturna una joven pareja con su beba, pero han pasado varios días y no se presentaron en la institución, por lo que los docentes están preocupados y ya buscaron contactarse, para animarlos a regresar y evitar que pierdan el año.“No es sencillo dar clases, porque por ahí un chiquito que tiene tres años ya camina, corre, quiere jugar y hay días en que cuesta mucho dar clases, pero por supuesto que como institución y como lo establece la ley, no podemos excluir a esos estudiantes, sino que tenemos que buscar acomodarnos para poder incluirlos”, agregó, señalando que como proyecto “cuasi utópico”, esperan poder pagarle a una persona que cuide a los niños en horas de clase o bien tener una especie de guardería en la escuela. El proyecto es tan lejano como lo es ahora la construcción de un edificio propio, que pueda darle a los cerca de 500 estudiantes -de los tres turnos- la seguridad y estabilidad que no encuentran puertas afuera, dado que muchos viven situaciones conflictivas en sus familias, careen de un trabajo estable o viven en condiciones muy precarias. Educación sexual: deuda pendienteDesde la escuela se desarrollan en forma transversal los contenidos sobre educación sexual y prevención de embarazo y transmisión de enfermedades. No obstante, año a año estudiantes muy jóvenes quedan embarazadas. “La mayoría son madres solteras y tienen dificultades para venir. Algunas dejan, pero intentamos por todos los medios que sigan”, dijo Cordero. “El año pasado hicimos charlas con los chicos, y algo que notamos es que no tienen información sobre sexualidad ni métodos anticonceptivos, no saben colocarse un preservativo, no sabe cómo deben tomar las pastillas”, explicó la docente, recalcando que si bien muchos van al CAPS de Urquiza y Alem, no lo hacen para consultar al respecto. “No hay horarios diferenciales para los jóvenes, entonces cuando van, por ahí se cruzan con vecinos o conocidos, y eso los inhibe, entonces no se asesoran sobre salud sexual”, dijo.Una mirada desde los estudiantesGladys Toledo y Rosalía Neris, dos estudiantes del CEP 20 elaboraron en 2012 una investigación en base a entrevistas denominada “mi escuela, mi lugar. Mi futuro”. En la misma realizaron un diagnóstico de las dificultades educativas y organizativas de la institución, y proponen estrategias para mejorarla. El esfuerzo les valió un reconocimiento del Parlamento del Mercosur, por el cual la escuela recibió un premio en dinero que se está destinando a la compra de material didáctico básico y algunos libros de lectura para mejorar el aprendizaje de los estudiantes. “Compramos libros de cuentos de Horacio Quiroga, otros de lectura, cuadernos, biromes, mapas, todo para mejorar el aprendizaje de los estudiantes”, dijo Cordero.“La comunidad educativa del CEP 20 es muy particular”, señalan las estudiantes en el informe. “Uno de los principales factores que la condicionan es que funciona en tres turnos y en dos edificios. En el caso específico del turno noche que funciona en la escuela 266 los estudiantes llegan tarde, tienen muchas faltas ya que la mayoría trabaja y tienen familia a cargo, enfrentan problemas de desintegración familiar, falta de trabajo formal, dependencia de planes sociales estatales, trabajo esporádico inconstante, embarazos no planificados, violencia y adicciones”, continúan.“Por ello, aprender es todo un desafío”, aseveran, y más si se tiene en cuenta que faltan libros, sillas y mesas. El turno noche posee una pequeña biblioteca que no suple las necesidades reales de los alumnos y docentes”. Solo los del turno mañana tienen las computadoras de Conectar Igualdad pero no hay Internet.





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