POSADAS. El comisario investigado por adulterar un automóvil robado declaró ayer ante la Justicia y, pese a que no trascendió a los medios su testimonio, una fuente cercana reveló que intentó desvincularse del hecho e, incluso, que acusó al otro policía apresado, un oficial que trabajaba junto a él en la comisaría seccional Decimoquinta.Un portavoz de la investigación le contó a PRIMERA EDICIÓN que el jefe de la Decimoquinta fue indagado prácticamente durante dos horas y recién fue trasladado de regreso a la celda en la que permanece detenido cerca de las 21 de ayer.Ante la Justicia, el jefe policial intentó desvincularse de las sospechas que le pesan y además habría apuntado contra el oficial al asegurar que no sabía de los “movimientos” que realizaba su subalterno, que desembocaron en un nuevo escándalo policial.Por la mañana, el oficial en cuestión fue trasladado ante el magistrado Marcelo Cardozo, al frente del Juzgado de Instrucción 1 de la Primera Circunscripción Judicial, con asiento en Posadas, para ser indagado.Ante el juez, finalmente se abstuvo y decidió mantener el silencio, estrategia que, por el contrario, no siguió el comisario algunas horas después.Así las cosas, la Justicia continúa investigando la serie de episodios y, por estas horas, las fuentes relataron que el juez Cardozo aguarda por las pericias realizadas en los últimos días, tanto en los automóviles como en el oficio judicial apócrifo que el oficial tenía para circular en un automóvil en depósito judicial.El comisario y el oficial están acusados de adulterar los números de serie de chasis y de motor de una Peugeot Partner que permanecía secuestrada en la Decimoquinta por un pedido de secuestro por un robo en Buenos Aires.El caso estalló el pasado sábado en los medios de comunicación, aunque el allanamiento que terminó en la detención de los dos policías se realizó el jueves 4 de abril en la dependencia ubicada en San Isidro, al sur del Gran Posadas.La situación del oficial se complicó aún más el último sábado, cuando los investigadores descubrieron que el uniformado utilizaba como propio un Chevrolet Corsa gris, que tenía pedido de secuestro por otro robo en Buenos Aires.Lo hacía gracias a un oficio judicial apócrifo -creen que sería el escaneo de un documento original, con los sellos del Juzgado de Instrucción 2 y hasta la firma del por entonces juez José Luis Rey- que databa de 2008, dos años antes de que el Corsa sea robado. Los policías permanecen detenidos en comisarías diferentes, a la espera de que la Justicia resuelva su situación.





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