CIUDAD DEL VATICANO (Medios Digitales). La chimenea que le dirá al mundo con una fumata blanca si hay nuevo Papa, mientras repica el campanone de la basílica de San Pedro, ya está puesta en el techo de la capilla Sixtina.Pero, entre la mayoría de los 115 cardenales electores que comenzarán a votar al sucesor de Benedicto XVI, reina la incertidumbre.Favoritos en la previaEn la primera votación podría haber batalla entre el cardenal italiano, Angelo Scola, y el brasileño Odilo Pedro Scherer, dos grandes favoritos, según se rumorea. El primero, de 72 años, es arzobispo de Milán y está ajeno a los juegos de la Curia; el segundo, de 63 años, es arzobispo de San Pablo y su candidatura es auspiciada por una cordada de purpurados de la Curia, que querrían junto a él un secretario de Estado italiano.Más allá de ese primer round, muchos expertos creen que el cónclave está en manos de los indecisos. Además de Scola y Scherer, circulan muchos otros nombres de papables: entre ellos, el del canadiense Marc Ouellet, prefecto de la Congregación de los Obispos y políglota; el del arzobispo de Boston, capuchino, Sean O’Malley; el del mexicano Francisco Robles Ortega; el del arzobispo de Budapest, Peter Erdo; Albert Malcolm Ranjith, arzobispo de Colombo, Sri Lanka.Pero ninguno de esos papables es considerado “eminente”, por lo que nadie descarta que puedan surgir otros nombres de outsiders o tapados. De ahí, se entiende por qué se habla del cónclave de los indecisos, en el que podría haber sorpresas.“La verdad es que la mayoría de los purpurados independientes, es decir, no vinculados a las cordadas de la Curia, todavía no ha decidido y está viendo para entender mejor la plataforma programática de los candidatos”, asegura el vaticanista Marco Politi.El padre Federico Lombardi, vocero de la Santa Sede, no ocultó que espera que el cónclave, que comenzará después de la procesión de los 115 cardenales electores desde la capilla Paolina hasta la Sixtina, a las 16.30 del martes, sea breve.En el último siglo “los cónclaves fueron todos bastante cortos, dos, tres, cuatro días”, indicó. “La convergencia de votos sobre un candidato, que parece capaz de recibir más consenso es un proceso que puede tener lugar rápidamente”, agregó ante una pregunta.Si nombres fuertes como Scola o Scherer llegaran a bloquearse en las primeras votaciones, como muchos purpurados temen, el cónclave podría demorarse más de lo ideal; esto daría al mundo una imagen dividida que la mayoría quiere evitar.





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