CIUDAD DEL VATICANO, Santa Sede (AFP-NA). Benedicto XVI abandonó ayer el Vaticano en helicóptero y se dirigió a Castelgandolfo, donde dio su última bendición a los fieles, pocas horas antes de que se hiciera efectiva su renuncia, la primera de un papa en siete siglos.El mundo católico aguarda ahora por la concreción del cónclave del que saldrá erigido un nuevo líder.El aparato, de color blanco, despegó a las 17.07 locales (13.07 en Argentina) desde los jardines del Vaticano mientras repicaban las campanas en todas las iglesias de Roma. Tras 17 minutos de vuelo llegó a la residencia papal de Castelgandolfo, donde le esperaban miles de feligreses.“Ya no seré Papa […] Soy simplemente un peregrino que inicia la última etapa de su peregrinación por esta tierra”, dijo Joseph Ratzinger, el papa alemán, de 85 años, a punto de poner fin a un pontificado de ocho años marcado por escándalos y controversias.“Gracias a todos”, fueron sus últimas palabras antes de volver a entrar en la residencia.Benedicto XVI anunció inesperadamente el 11 de febrero la decisión de renunciar a su misión, por “falta de fuerzas”. “Que experimentéis siempre la alegría de tener a Cristo como el centro de vuestra vida”, escribió en su último tuit, difundido poco después de su salida del Vaticano.Al iniciar su última jornada como Papa, Benedicto XVI pidió “unidad” a la Iglesia, en una breve ceremonia de despedida ante 144 cardenales reunidos en la Sala Clementina del palacio apostólico en el Vaticano.También prometió “reverencia y obediencia” a su sucesor, que será elegido en un cónclave de cardenales. Según el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, la afirmación demuestra que no tiene “ninguna intención” de interferir en las decisiones del futuro Papa.A las 20 locales (medianoche en Argentina) se hizo oficial su renuncia y el Vaticano entró oficialmente en período de “Sede Vacante” abriendo la vía a la celebración de un cónclave que deberá elegir al próximo jefe de la milenaria institución.Benedicto XVI, convertido en “Papa Emérito”, permanecerá unos dos meses en Castelgandolfo, antes de instalarse en un antiguo convento del Vaticano que está siendo reformado para acogerlo.La renuncia del pontífice, un hecho sin precedentes desde la de Celestino V en 1294, abre la vía a la celebración de un cónclave que podría empezar en la segunda semana de marzo si todos los cardenales están ya en Roma.La decisión de Benedicto XVI marca un precedente en la historia moderna de la Iglesia Católica, que cuenta con 1.100 millones de fieles en todo el mundo.Entre los temas que el próximo Papa tendrá sobre la mesa figuran la difusión del mensaje católico más allá de la congregación de fieles, la modernización de la institución y la respuesta a las acusaciones de corrupción y de encubrimiento de curas pedófilos.Benedicto XVI se despidió el miércoles de los fieles en una multitudinaria audiencia en la plaza de San Pedro, donde confesó haber vivido días agitados durante su papado, aunque dijo que la iglesia sigue “viva” y que Dios no la dejará “hundirse”.Durante esta inédita despedida papal transmitida en directo por televisión, el jefe de la Iglesia explicó que “no abandona la cruz”, una respuesta al desconcierto y a las críticas que ha suscitado su gesto entre algunos católicos.





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