SANTA FE (Medios Digitales). Las situaciones de violencia generadas en los barrios por la comercialización de drogas podrían considerarse el rostro descarnado de otro fenómeno: el crecimiento de los niveles de consumo de sustancias, “en forma grosera”, en amplios sectores de la población no necesariamente humildes. Así lo señalan los titulares de distintas ONG que llevan décadas trabajando en Rosario con esta problemática, a la par que reclaman mayor compromiso de los tres niveles del Estado para desarrollar tareas de prevención y asistencia. Según estadísticas del Sedronar, en diez años, el consumo de cocaína entre estudiantes secundarios santafesinos pasó del 0,1 al 2,7%. Casi tres veces más. El de marihuana, en tanto, creció diez veces.“Efectivamente, hay un aumento de consumo importante en todos los sectores de la población. Esto es innegable. Lo que pasa en los barrios es un aumento de la circulación, la comercialización y la actuación de lo que podríamos considerar agencias narco criminales, pero el aumento de consumo atraviesa todas las clases sociales, incluso produce situaciones de violencia como las generadas en las despedidas de fin de año de los colegios de alta gama. De ninguna manera es un problema privativo de los barrios pobres”, afirma el presidente del Centro Comunitario de Salud Mental Vínculo, Horacio Tabares.Para el presidente de la Asociación de Voluntarios para el Cambio del Drogadependiente (Avcd), César de Vega, “el aumento del consumo es más que evidente, escandalosamente grosero desde hace varios años”. No obstante, aclara, “el crecimiento del consumo es un problema de salud, los enfrentamientos entre bandas narco es otro tema, delictivo, marginal y ligado a cuestiones absolutamente del campo de la delincuencia. Son cosas distintas, no en todas las ciudades donde el consumo de sustancias es alto se producen situaciones de violencia”.La Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) es el organismo oficial encargado de generar información estadística sobre el consumo de sustancias. Desde 2001 realiza periódicamente una encuesta nacional entre estudiantes de enseñanza media. La última fue en el segundo semestre de 2011 y, para la provincia, arrojó que entre los alumnos de 13 a 17 años, alcohol y tabaco van a la cabeza.Además, un 10,2% de los alumnos santafesinos reconoció haber consumido alguna droga ilícita en el último año, con mayor prevalencia de marihuana (8%), seguida por cocaína (2,7%). El uso sin prescripción médica de tranquilizantes alcanzó al 2,9% de los estudiantes y el de estimulantes al 1,5%. Consumió pasta base-paco el 1,1% y el 2,4% algún solvente o sustancia inhalable.PerspectivaComparar estos resultados con los aportados por las encuestas de 2001 permite tener alguna perspectiva de la magnitud del problema. Mientras la cantidad de estudiantes que reconoció haber consumido alcohol o tabaco en el último año creció respectivamente un 10 y 9%; quienes indicaron haber fumado marihuana se multiplicó por diez, pasando del 0,8 al 8% entre 2001 y 2011, y el consumo de cocaína casi se triplicó (0,1% en 2001 y 2,7% en 2011).Una realidad que no se desmarca del último estudio publicado por la Sedronar sobre la tendencia en el consumo de sustancias psicoactivas en el país, que reúne información estadística de 2004 a 2010, en base a encuestas a población de 16 a 65 años. Allí se refleja que en ese período la proporción de personas que probaron drogas ilícitas se incrementó en casi dos puntos porcentuales en marihuana, medio punto porcentual en cocaína y de casi tres puntos porcentuales para cualquier droga ilícita.Curiosamente, entre esos mismos años el porcentaje de personas que había consumido alcohol o tabaco en esos dos años mostró una baja (del 72,8 al 60,7 % en el primero y de 37,2 al 32,3% en el segundo).En cambio, entre 2004 y 2010, el porcentaje de personas que reconocieron haber consumido marihuana ese año creció del 1,9 al 3,5% y en relación a la cocaína se incrementó del 0,3 al 0,9%.El trabajo releva también otros datos, entre quienes habían consumido cocaína en el año del estudio, un alto porcentaje (la mitad de los varones y un tercio de las mujeres) “presentaría signos y síntomas de adicción”.





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