POSADAS. La falta de oportunidades en Misiones y la salud de uno de sus hijos llevaron a un posadeño a migrar a tierras porteñas, tras largos años de lucha agraria, búsqueda de alternativas para los pequeños productores y mejores precios para los productos primarios. Miguel Angel Rodríguez es padre de dos varones (Edgardo y Pablo) y una mujer (Patricia). Casado con Blanca (de San Javier), cambió Posadas por Buenos Aires, con la incertidumbre económica y laboral en medio de la vorágine porteñaAllí, con los problemas de salud de Pablo, debieron soportar la crisis de 2001. Entonces, con otras personas en su misma situación, decidió generar “espacios de comercialización distintos”.Así nació “Jepe’a. Compromiso Social”, donde las yerbas con escaso o nulo marketing, dulces, licores de yerba y otros productos elaborados artesanalmente por productores misioneros ganaron una vidriera porteña mediante una apuesta al emprendimiento social y al cooperativismo.El comercio promueve además las compras comunitarias, donde muchos vecinos, empleados de una mismo empresa o amigos, compran grandes volúmenes de yerba mate (hasta 400 kilos por venta) y logran un importante descuento que mejora la economía del hogar.Jepe’a, además, se posicionó como el lugar donde siempre está presente (a pesar de los 1.200 kilómetros de distancia) el reclamo de los productores yerbateros por conseguir un mejor precio (ver recuadro).Un dato no menor: los Rodríguez pagan en efectivo al momento de hacer el pedido cada compra que hacen a las cooperativas y productores en Misiones que proveen a “Jepe’a”. Y podría ofrecerse un mejor precio para sumar ventas, de no existir la fuerte carga impositiva de Rentas y AFIP sobre los fletes y compras en la tierra colorada.Homenaje a “don Eduardo”“Fue volver a empezar”, aseguró Rodríguez en diálogo con PRIMERA EDICIÓN. Reveló que se conformó una cooperativa de trabajo, denominada “Don Eduardo” en homenaje a Eduardo Zurakoski, uno de los fundadores del Movimiento Agrario de Misiones (MAM). La comercialización de la yerba de pequeñas cooperativas comenzó con la Cooperativa Agrícola Puerto Rico, que les brindó mucho apoyo: “Nos mandaron yerba sin ningún tipo de garantía”, recordó. Hoy cuentan con productos de unos 2.500 productores de distintos municipios, no solo de Misiones, sino de provincias como Neuquén y Buenos Aires, entre otras.Así se fue fortaleciendo la idea de “divulgar el producto respetando el precio que pone el productor. La yerba la pagamos al contado”, confirmó Miguel Angel para asegurar que “cambiamos la mirada”. Hoy, comercializan entre 6.000 y 7.000 kilos mensuales de yerba mate. Entre los productos que venden, están los que generan “empresas recuperadas, está la gente de mandioca frita y alfajores, licores de yerba mate, miel de Misiones”, detalló.Con la ayuda del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), el espacio “Jepe’a” participa de ferias y eventos en los que promociona lo producido en Misiones. “No nos volvimos ricos, tenemos una camionetita que seguimos pagando mes a mes, pero ayudamos a través de esta comercialización, si se la puede llamar así, a productores que necesitan vender sus productos para seguir adelante”, dijo.Abierto los 365 días“Este espacio está para ser una alternativa. Nos llaman de muchas provincias. Es un emprendimiento social abierto todos los días”, contó Miguel Angel Rodríguez. Como ocurre en la ciudad de Buenos Aires y otras grandes urbes, para competir en las ventas se vende con “delivery”, es decir, con entrega a domicilio gestionando la operación con un simple llamado telefónico. “Somos el único lugar donde nos piden un mínimo de cuatro kilos de yerba mate y se lo llevamos a la puerta de la casa”, resaltó.Para los integrantes de “Don Eduardo” y “Jepe’a”, los clientes no son meros clientes. “Estamos gestando un “movimiento de consumidores” desde la cooperativa. Buscamos firmar un convenio con universidades” para perfeccionar el sistema social que promueven.Poco apoyo oficialMiguel Rodríguez aseguró que a pesar de conocer a dirigentes y funcionarios del Gobierno provincial, como el titular del Ifai, Ricardo Maciel, ninguno pasó a conocer e interiorizarse de la iniciativa.“Invitamos a las autoridades a que vengan, es más, algunos secretarios de diputados pasan a buscar ciertas marcas de yerba, pero nadie nos visitó” para interiorizarse de la vinculación de este espacio productivo social en Buenos Aires con el sector productivo de Misiones, contó.Desde Desarrollo Social de la Nación “nos abrieron las puertas a ferias en las que pusimos la primera expendedora automática de productos yerbateros y misioneros”, reveló.Carga impositivaUno de los problemas que afecta la comercialización es la carga impositiva fiscal y el costo de los fletes entre pequeñas localidad de Misiones y la ciudad de Buenos Aires. “Sabemos que al precio que sale de Misiones hay que sumarle 2,38% de Rentas y 21% de IVA. Viene yerba de 1.200 kilómetros con volúmenes chicos y flete carísimo y a las que parten de localidades lejanas a las zonas urbanas hay que sumarles un 15%”.Para promocionar las ventas con mejores precios, en Jepe’a lanzaron las “compras comunitarias” de yerba mate. En la misma se juntan empleados de una misma empresa, vecinos de un barrio y hacen un pedido unificado. “Redujimos nuestros costos al mínimo para que la gente haga compras comunitarias. Hubo asambleas barriales, centros de estudiantes y hasta empleados de bancos que compraron 400 kilos de una vez”, explicó Rodríguez. 22 años de reclamosEn el sito web de Jepe’a (www.jepea.com.ar) se puede leer una carta abierta de Miguel Angel Rodríguez mediante la cual, además de contar detalles de la cadena de comercialización de la yerba mate en Misiones y Corrientes, fija una fuerte postura a favor de una reivindicación de precios para el sector productivo.En uno de sus párrafos se puede leer: “En los últimos veinte años los pequeños productores lograban unos centavos para su menguada producción a través del laudo de la Nación, ya que nunca el directorio del INYM logró sacar un precio para la hoja verde. Cada vez que se le daba unos centavos al valor de la hoja verde, no implicaba una mejoría en las condiciones de los pequeños productores, pero los poderosos del mercado ampliaban sus ganancias, esquema perverso que durante veinte años sostuvo un precio barato para el paquete de yerba mate en góndola&rdqu
o;.Agrega que “el pequeño productor no puede seguir siendo la variable del ajuste, se necesita que haya una política integral de apoyo a la producción familiar. Sin la que no será posible, en definitiva, que el conjunto de los sectores pueda sobrevivir. Hace falta un esfuerzo firme y solidario, tanto de los productores como de quienes consumen su producto para que el pequeño productor y su familia no desaparezcan aplastados por las grandes empresas”.





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