POSADAS. “Los delincuentes colocaron escaleras y descendieron al predio, a través de una muralla que, elevada, tiene como objetivo evitar el ingreso de intrusos al lugar. Una vez dentro, comenzaron a apoderarse de cuanto elemento de valor hallaban a su paso”. Este relato no pertenece a un documental de las favelas brasileras o de las villas porteñas, tampoco a películas de las épocas feudales, donde los bandidos utilizaban ese método para “filtrarse” en fortalezas enemigas. Este relato lamentablemente es actual, sucedió en la madrugada de ayer, y fue perpetrado en Posadas, más precisamente en el tradicional club de Pesca y Náutica Pirá Pytá. “La corrección”De acuerdo a testimonios que pudo recabar PRIMERA EDICIÓN, ayer alrededor de la 1 todo parecía marchar normalmente en la mencionada institución, ubicada en avenida San Martín y Almafuerte (frente al río Paraná), donde se desarrollaban dos fiestas de cumpleaños. En determinado momento, algunos de los asistentes a las celebraciones (entre socios e invitados), observaron un movimiento extraño en una de las murallas que dividen el terreno del club con un populoso barrio (chacra 181). Eran una veintena de jóvenes, de entre 18 y 20 años, quienes colocando unas escaleras, descendían desde un sector elevado (donde se encuentra la citada chacra), hacia el predio. Fue entonces que algunos de los individuos comenzaron a enrollar cables que se encuentran en el lugar, con evidentes fines de robo. Mientras un grupo de testigos de tan insólita situación comenzó a reprocharle a los ladrones su actitud, otros avisaron a los tres serenos con los que cuenta la conocida entidad náutica.Sin embargo y pese a saber que eran observados, lejos estuvieron de sentirse intimidados los delincuentes, quienes comenzaron a correr en dirección hacia los asistentes a la fiesta, gritando, insultando y amenazando. “Se asemejaban mucho a ‘la corrección’ de hormigas, algo que los misioneros conocemos bien. Es cuando las hormigas avanzan en línea recta, en columna, arrasando con todo lo que encuentran a su paso”, graficó otro circunstancial testigo. De la alegría, al pánico y el caosLa veintena de intrusos y ladrones que ingresó al club, comenzó a avanzar hacia las personas que se hallaban celebrando los cumpleaños y comenzaron a amenazarlas. Algunos de ellos exhibían garrotes, piedras, botellas y otros elementos para intimidar aún más. Ante semejante situación quienes se hallaban en dichas reuniones con la intención de alegrarse, se vieron presas del pánico en cuestión de minutos. “Fue terrorífico, caótico. De repente los desesperados conductores unos doscientos vehículos se amontonaron en la salida del club porque querían escapar del lugar y poner a sus familias a salvo. Abandonaban las dos fiestas a las que habían asistido ante el temor de que les roben”, contó otro entrevistado por este Diario. No obstante, se supo que al menos una decena de personas fueron víctimas durante la madrugada de ayer de robos de autoestéreos y otros elementos de sus rodados, a manos de estos delincuentes. Extraoficialmente se pudo saber que no hubo que lamentar heridos durante los graves incidentes. Como en el “Viejo Oeste”La Policía -tras recibir un llamado al 911- acudió al lugar. Al llegar al club los patrulleros fueron recibidos por una verdadera lluvia de piedras, que dañaron al menos dos móviles policiales. Los uniformados tuvieron que efectuar disparos de advertencia, y pese a ello, los peligrosos individuos continuaban apedreándolos. Finalmente, cerca de las 2.30 de ayer, la gavilla, aprovechando la oscuridad de los accesos al club, se dio a la fuga. No hubo detenidos por el hecho y se teme que esta situación se reitere. No se salvaron ni las embarcaciones Los vándalos, en su temerario avance, también ingresaron a la zona de muelles del club náutico y robaron elementos de las embarcaciones allí amarradas. “Se apoderaron de autoestéreos, ecosondas, radios, parrillas, botiquines de primeros auxilios, como así también de otros elementos que suelen tener a bordo los navegantes”, indicó un vocero a este medio. “Entre lanchas, botes y yates fueron damnificados al menos media docena de socios”, agregó la misma fuente. Lo peor de toda la situación, es que en base a los testimonios se pudo saber que no es la primera vez que un hecho de estas características sucede en dicho predio. “Lamentablemente los delincuentes utilizan la chacra lindante para poder ‘ingresar’ y escapar, tras cometer los robos, se meten en las calles internas de ese complejo habitacional (chacra 181), donde es sabido que la Policía cuando va en busca de los malandras es repelida a pedradas e incluso a tiros”, agregó otro de los entrevistados por este diario.





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