PUERTO ESPERANZA. Un viejo axioma detectivesco dice que “el cadáver habla”. Y en este caso, particularmente, puede asegurarse que así fue. Sin dudas, los detalles de la autopsia dejaron al descubierto la crueldad con que se desenvolvieron los asesinos del remisero Miguel Ángel Rojas. Actuaron con un solo objetivo: causar dolor a la víctima, que sufriera antes de morir.La interminable sesión de torturas comenzó con puntazos en el pecho y las extremidades superiores, como si trataran de que la víctima confesara lo que fueron a escuchar.Lo que sucedió después quedará en el atlas de la criminología de Misiones, como uno de los hechos más crueles y aberrantes de todos los tiempos.Los primeros datos de la pesquisa indican que los asesinos habrían controlado la situación atando de manos al trabajador del volante. Eso impidió cualquier atisbo de reacción.Luego vendría lo peor: el empalamiento y castración, con la víctima aún viva. Como si no fuera suficiente, los asesinos decidieron atarla a la base de un pino.Así encontraron a Miguel Ángel Rojas. La autopsia determinó que murió desangrado, a causa de un shock hipovolémico que desembocó en un paro cardiorrespiratorio.En medio de semejante atrocidad, puede decirse que Rojas no tardó en morir.El shock hipovolémico se produce por la excesiva pérdida de sangre en pocos minutos, lo que conduce irremediablemente al colapso del corazón.Entre los investigadores nadie duda de que se trató de un ajuste de cuentas, aunque se desconoce el motivo, causa o razón.El remisero desapareció el 24 de diciembre pasado. La última vez que lo vieron con vida fue en la zona del puerto de Colonia Mado.Testigos habrían asegurado haberlo visto al volante del Peugeot 405 bordó con dos pasajeros.En este sentido, los investigadores no descartan que esos dos hombres se hubieran convertido luego en sus verdugos.El cadáver fue encontrado el sábado pasado, atado a un árbol y a unos 200 metros de donde fue abandonado el coche de alquiler.Esta teoría llevó a los detectives a pensar en que los asesinos también se movilizaban en coche, de ahí de que habrían sido tres o más los autores materiales de este horrendo homicidio.El cadáver fue encontrado seis días después de la desaparición de Rojas, razón por la que se encontraba en avanzado estado de descomposición.Según indicó ayer un detective a este diario, no presentaba heridas de arma de fuego.Sí tenía heridas de arma blanca en el pecho y los brazos. “Para mí los asesinos no son argentinos”, opinó ayer uno de los hombres asignados a la investigación. Teoría del horrorAltas fuentes de la investigación indicaron que la víctima fue torturada durante horas y que la sesión habría comenzado con puntazos en el pecho y en las extremidades superiores.Una teoría indica que los sicarios primero ataron las manos con una soga, para inutilizarlo y no pudiera defenderse.Después dieron rienda suelta a su crueldad y perversidad.Todo apunta a que los asesinos actuaron con un solo objetivo: causar dolor a la víctima, que sufriera antes de morir.Los investigadores más avezados sostienen que, por las características del crimen, hubo un autor ideológico y tres o más materiales.“Sólo un asesino a sueldo, de sangre fría, puede cometer un hecho atroz como este”, señaló ayer un detective a PRIMERA EDICIÓN. Asimismo, lanzó una teoría de horror: “El hecho de que se hayan llevado los testículos de la víctima podría ser un mensaje o la prueba para el autor ideológico de que Rojas estaba muerto”, indicó.Llama la atención, precisamente, la alevosía y el ensañamiento con que actuaron los criminales.“En veinte años de carrera jamás vi un caso así en Misiones”, señaló un investigador. “En otros casos, de ribetes mafiosos, le pegaban entre ocho y doce balazos y listo. Pero esto jamás vi en la provincia”, concluyó.





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