COLONIA MADO (enviados especiales). “Acá falta de todo”. El testimonio sería uno más en medio de la Misiones pobre y hasta podría pasar desapercibido para las autoridades si no fuera porque proviene de Máximo Ovando (71), ni más ni menos.Prácticamente no tuvo apariciones públicas durante el proceso judicial que involucró a su hija, María, y que alcanzó repercusión nacional. Sin embargo, el protagonismo del caso le llegó al hacerse cargo de la guarda provisoria de dos de sus nietos, ambos hijos de la mujer que fue liberada por la Justicia después de ser acusada de abandonar a una de sus hijas de 3 años, quien luego perdió la vida.La realidad que hoy vive el hombre es la misma de muchos en Mado, y la misma que María vivía junto a sus hijos meses antes de que las cámaras llegaran para desnudar toda una serie de carencias.Afincado desde hace años en el kilómetro 10 de Colonia Mado, Ovando trabaja habitualmente en el monte. “Hago carpidas y otro tipo de trabajo, lo que haya nomás porque soy único sostén de mi familia, mis nietos, y ayudo a algunas de mis hijas”, le cuenta a PRIMERA EDICIÓN. Su rostro golpeado por el sol, con los rasgos marcados a fuego, confirman ese relato.Sin embargo, pese a que los embates de la vida endurecen a los hombres de la zona, Máximo reconoce que le costó afrontar el proceso judicial que se le siguió a su hija. “Sufrí mucho lo de María, sobre todo por lo que le pasó a mi nieta y después porque ella perdió su libertad”, comenta, aunque rápidamente aclara que “siempre creía lo que ella decía”.De todas maneras, vivir el día a día con los centavos contados no le permitió visitar a su hija durante los meses que estuvo tras las rejas. “Nunca pude ir a verla, porque yo trabajo todos los días y no me sobra nada, por eso prefería darle la plata a mi esposa para que vaya ella”, recuerda sobre los momentos más duros. “Lo peor ya pasó”, dice con alivio. Todavía tiene fresca la imagen de la última nochebuena, cuando María volvió a casa para recibir la navidad en familia.Finalmente, sobre la escazes de servicios básicos que golpea en la zona, Ovando aseguró que en donde vive “jamás hubo agua potable, por eso no nos queda otra que tomar agua sucia, por eso a veces nos enfermamos. Ojalá que cumplan con lo prometido y mejoren las cosas, acá hay demasiada pobreza”, cierra el hombre, con una frase que lo sintetiza: “acá falta de todo”.El hechoMaría Ovando fue procesada y enviada a juicio por el supuesto delito de “abandono de persona calificado por la muerte resultante y el vínculo”, en relación con el desceso de una de sus hijas, Carolina Ayala, de 3 años.El 8 de marzo de 2011, presumiblemente, la mujer salió cerca de las 11 con su hija en brazos, quien se encontraba en grave estado.Regresó media hora después, pero sin la menor. El cuerpito fue hallado semienterrado en la ribera norte del arroyo Aguaray Guazú, en el límite entre Mado y Puerto Esperanza.Entonces, la Justicia de instrucción le imputó ese delito y ordenó su detención hasta el día del juicio, que comenzó el 19 de noviembre pasado y se extendió por diez días bajo la atenta mirada de todo el país después de que el caso trascendiera. Finalmente, la Justicia la absolvió de culpa y cargo. Sigue en espera por sus hijosA un mes de la absolución, la Justicia todavía no resolvió la restitución de los hijos menores de María Ovando, los que permanecen en situación de riesgo en casa de sus abuelos maternos y paternos, según informó la comunicadora Alicia Rivas, quien asiste a la mujer. Rivas contó que un día después del fallo judicial que la dejó en libertad, María se presentó ante el defensor de menores, Carlos Elena, y reclamó la tenencia de los niños.A la semana, Ovando fue citada a declarar ante la jueza de familia de Eldorado, Margarita Potschka, quien ordenó una audiencia conciliatoria de la que también participaron los abuelos maternos de las criaturas.Ante la solicitud, la funcionaria judicial le exigió una serie de condiciones a Ovando para volver a tener la tutela de sus hijos. De a poco, según Rivas, la mujer fue cumplimentando esos pasos, aunque todavía no hubo resolución judicial.“María ya tiene una casa, que es lo primero que le reclamó la jueza. Ya está en condiciones aptas para que sus hijos vivan con ella”, enfatizó al respecto la doctora Roxana Rivas, abogada defensora de Ovando, quien espera que la situación se resuelva próximamente.





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