Graciela del Carmen Zaimakis de Abraham
Escritora/ Escuela de Pensamiento
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El decreto metafísico más importante
es el que dijo Jesús en su último instante,
“que sea Tu voluntad Padre y no la mía”,
es el secreto para salir de la rueda de la vida.
No es un sacrificio ni un doblegarse,
como ha querido interpretarse.
Dejó impreso el simbolismo de cada acto y palabra
para que el humano hoy su mente abra,
porque es muriendo al ego y sus ilusiones,
deponiendo la mente y sus discusiones
cuando surge del útero del silencio germinador
el nuevo ser que ha unido su voluntad a la de su Creador.
En vez de esperar regalos del niño que nace en un pesebre
regálale tu permiso de nacer en ti y more por siempre.
Cada acto o palabra de Jesús constituyen un lenguaje simbólico que habla al hombre de todos los tiempos y lo hacía para no lidiar con la rigidez de las creencias reinantes que rigen aún hoy, aunque ya no con la ferocidad con que fueron perseguidos sus seguidores por casi 2 milenios. Él sabía que la simbología entra al inconsciente, el consciente no entiende, pero luego recuerda, por eso decía: “para que entienda el que entienda o el que tenga oídos que escuche”.
Esa buena nueva, que es lo que Evangelios significa, va desgranando su sabiduría según el estado de conciencia en que se encuentra el que lo recibe, debido a esto es que va cambiando la profundidad de su interpretación, de ahí que se diga que es palabra viva.
Tanto los símbolos o geometría sagrada como el lenguaje simbólico son un mapa de la consciencia creados para activar tu poder.
Kavalá: la sabiduría se esconde a sí misma, Proverbios 25:2: gloria de Dios es ocultar un asunto, gloria del hombre es investigar. Ésta es la búsqueda a la que el humano debe avocarse, porque el misterio oculto está esperando que lo recuerdes ya que cuando no sabes leer la simbología, otros lo hacen por ti y así te controlan sin tocarte y cuando entiendes el lenguaje sagrado, deja de manejar tu mente y empieza a revelarte Quién Eres, “como dioses sois”, dicen las escrituras, entonces cuando entregas tu voluntad al Dios que tú Eres, todo lo demás se te da por añadidura.








