Algunas de las viviendas, en su mayoría de madera en el barrio 15 de agosto de la chacra 101, dejan escuchar los ruidos en casas lindantes y las conversaciones que de allí provienen.
“Era un ambiente de mucha violencia”, habrían afirmado varios vecinos a los funcionarios judiciales en el marco de las primeras averiguaciones y datos que habrían surgido en el lugar donde el pasado miércoles a la siesta hallaron el cuerpo de Liliana Beatriz Cabrera (50).
La mujer presentaba signos de haber sido asesinada de un golpe en la cabeza, presumiblemente con el mango de madera de un hacha. Los forenses estiman que fue atacada el lunes por la tarde o al caer la noche en el interior de su hogar. Por el crimen detuvieron a su yerno, un joven panadero de 22 años.
El acusado le habría dicho recién el miércoles a quien sería su pareja, de 20 años e hija de Cabrera, “está en el baño del fondo, fui yo”, segundos antes de que la joven hallara a su madre en el hueco de una letrina.
El estado de descomposición del cuerpo era notorio y presentaba lesiones similares a cortes y golpes fuertes. No tenían noticias de la víctima desde el lunes y el olor nauseabundo que provenía de la letrina movilizó a la joven a dirigirse al lugar donde halló el cadáver de su progenitora.
Una vez notificada la policía, llegaron los patrulleros de la comisaría Decimoséptima a la calle Semilla, en el cruce con 82-A, a 200 metros de las avenidas Chacabuco y Aguado.
Los estudios del Cuerpo Médico Forense apuntaron a que la mujer murió a garrotazos en la frente.
El miércoles, especialistas de la Dirección Policía Científica y de la Secretaría de Apoyo para las Investigaciones Complejas (SAIC) detectaron rastros de sangre mediante reactivos de luminol.
Las manchas hemáticas fueron encontradas en la cama y en el trayecto hasta el baño, lo que reforzó la hipótesis de un homicidio cometido a golpes a una mujer acostada, en estado de indefensión.
Las labores de Criminalística revelaron que Liliana fue masacrada, envuelta con ropa de cama y un hule negro, y que fue arrastrada hasta la letrina del fondo.
Las pericias determinaron que el agresor recortó parte del colchón, lo dio vuelta y limpió el trayecto hasta donde dejó el cuerpo, aunque el luminol reveló sangre incluso en el respaldo de la cama. No se hallaron rastros hemáticos en el mango del hacha, que será analizado con mayor precisión. No trascendieron aún los motivos de la tensa relación familiar.
Ante el juez
Durante la jornada de hoy está previsto que el acusado sea llevado ante el juez de Instrucción 3, Fernando Verón, para la indagatoria, donde podrá declarar o abstenerse.





