Las contradicciones que tuvo en sus primeras declaraciones abrieron las primeras sospechas de los investigadores. No tardaron en ponerlo tras las rejas como sospechoso de la muerte de Alberto de Olivera. La causa avanzó y el sospechoso del crimen debía sentarse mañana en el banquillo del Tribunal Penal de Oberá por el homicidio, pero antes solicitó un juicio abreviado.
Se trata de José Antonio de Olivera Suárez (32), quien llegaba a debate acusado por el delito de “homicidio agravado por el uso de arma de fuego y por alevosía”.
El hecho se registró en la Reserva de Biósfera Yabotí y se conoció el 30 de septiembre del 2023.
El imputado acompañado por su defensor, aceptó la propuesta de juicio abreviado ofrecida por el fiscal Juan Pablo Fernández Rissi, con el cambio en la calificación a “homicidio simple” que permitió evitar la prisión perpetua prevista por la acusación original del expediente.
De Olivera Suárez rubricó una pena de 18 años de prisión por quitarle la vida a su hijastro, disparándole con una escopeta cuando habían salido juntos de caza furtiva.
El acuerdo entre el acusado y el Ministerio Público fiscal fue presentado a los jueces del Tribunal, quienes ahora deberán analizar el escrito y definir si lo ratifican con una sentencia, de no haber objeciones respecto al monto de pena y la calificación.
El 30 de septiembre del 2023, este hombre avisó a la policía que su hijastro se había quitado la vida cuando se encontraban en la zona de picada Chuchu.
Ante los efectivos relató que desde el 28 se encontraban en la zona en plena caza, cuando su hijastro le dijo que se adelantara que iba orinar y enseguida lo alcanzaba. Después oyó un disparo y al mirar atrás vio a Alberto de Olivera sin vida.
Como ya no podía hacer nada por él decidió dejarlo y caminó 40 kilómetros por el monte de regreso a su casa, dejó la escopeta y fue a la comisaría de El Soberbio a contar lo que pasó.
Una patrulla se dirigió al lugar y encontró el cuerpo del joven. Mientras realizaban las pericias correspondientes, De Olivera Suárez se presentó en el sitio y cuando le preguntaron qué había sucedido dio una versión muy distinta a la primera.
Manifestó que ambos andaban con una escopeta cada uno en busca de animales salvajes. Se habían separado unos metros cuando él oyó el disparo y al buscar a su hijastro lo halló herido de arma de fuego pero con vida. Presuntamente se había disparado de forma accidental en la espalda. El joven le habría dicho que le sacara la camisa y que “no tocara el arma porque se iba complicar”. Entonces Suárez fue al campamento, recogió todo y fue hasta el pueblo a avisar a la familia.
El Juzgado de Instrucción 3 de San Vicente ordenó que fuera detenido mientras se obraban actuaciones ante el caso.
Días después fueron convocados los primeros testigos para conocer cuál era la relación que tenían ambos y si habían tenido algún conflicto previo. El arma del joven nunca fue encontrada.









