El Centro de Formación Profesional (CFP) 33, de El Soberbio, es la única oferta estatal disponible en esta localidad para jóvenes y adultos que buscan aprender un oficio. Esta semana, la institución que cumplió dos años de funcionamiento montó una exposición para compartir con la comunidad lo aprendido por los alumnos.
“Todos los cursos son anuales, tenemos electricidad, informática, auxiliar de peluquería, secretariado jurídico, panadería, repostería y cocina. La mayoría de los cursos se realizan a la tarde, pero eso depende de la necesidad de los alumnos, “electricidad hacemos a la noche porque la mayoría trabaja, pero también hay una comisión de ese curso que tenemos a la mañana”, contó el director Gabriel Dahmer a PRIMERA EDICIÓN.
Según confió el docente, el CFP tiene una alta demanda “nuestra matrícula es de 270 alumnos pero siempre terminan los cursos entre el 65 a 70% de los inscriptos”. Los cursos son todos de nivel uno, el más básico, “pero ya estamos planificando un nivel dos de electricidad”, confió.
Salvo el secretariado jurídico donde se requiere la secundaria completa, el resto de los cursos pueden hacerse con primaria completa.
“El Centro de Formación Profesional es muy importante para nuestra localidad, nosotros hacemos un seguimiento de los alumnos y sus motivaciones para realizar los cursos de capacitación que ofrecemos. Según este estudio, un 20% viene para socializar, entre un 60 y 70% para aprender y el porcentaje restante son jubilados que buscan aprender nuevos oficios que les permitan ver nuevos horizontes”.
“Los chicos con discapacidad no tienen dónde ir”
Dahmer contó que sueñan con poder ofrecer el curso de capacitación de reparación e instalación de aires acondicionados y un curso de reciclado dirigido especialmente para los jóvenes con discapacidad.
“En El Soberbio, los chicos con discapacidad no tienen ninguna institución adónde ir después de séptimo grado porque no hay secundaria para ellos y están todos en sus casas. Esta es una demanda muy importante en nuestra localidad, incluso hicimos algunos cursos dirigidos a esta población y todos anduvieron bien”.
El CFP funciona en varios lugares. El Municipio les sede un espacio para informática, “los cursos de cocina se hacían en el camión del INET que se llevaron para arreglar y ahora estamos en la cocina de la EFA.
La parte teórica de electricidad dictamos en el punto digital y las prácticas articulamos con instituciones, hicimos la instalación eléctrica de la casa de excombatientes, de un asilo, del salón comunitario del paraje San Ignacio y el año pasado de los centros sanitarios (CAPS)”, contó.





