Nancy Calderón
Coach The John C. Maxwell
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El mindfulness, o atención plena, es una práctica que consiste en estar presentes y conscientes en el momento actual, sin juzgar lo que sentimos o pensamos. En palabras simples, es entrenar la mente para enfocarse en lo que está pasando aquí y ahora, en lugar de vivir distraídos o en piloto automático.
Esta práctica tiene su origen en las antiguas enseñanzas budistas del oriente, donde se utilizaba para cultivar la calma y la claridad mental. Con el tiempo, fue adaptada al mundo moderno por el doctor Jon Kabat-Zinn, quien en los años 70 creó un programa científico llamado Reducción del Estrés Basada en la Atención Plena en la Universidad de Massachusetts. Desde entonces, el mindfulness se utiliza en empresas, escuelas y hospitales de todo el mundo por sus grandes beneficios.
En el ámbito laboral, aplicar el mindfulness puede marcar una gran diferencia. No se trata solo de meditar, sino de incorporar pequeñas acciones diarias que nos ayuden a estar más atentos, concentrados y en equilibrio. Por ejemplo, comenzar el día con unos minutos de respiración consciente, hacer pausas breves entre tareas para estirar el cuerpo o prestar atención a cómo te sentís antes de responder un correo o participar en una reunión. Estas prácticas reducen el estrés, mejoran la comunicación y aumentan la productividad.
Otro modo de aplicarlo es enfocarte plenamente en una sola tarea, evitando distraerte con varias cosas a la vez. También podés practicarlo al escuchar con atención a los demás, sin interrumpir ni anticipar respuestas. Estas pequeñas acciones generan un ambiente laboral más tranquilo, respetuoso y colaborativo.
Te brindo estas herramientas para que puedas aplicar el mindfulness en tu vida diaria:
• Iniciá el día con respiraciones profundas y conscientes.
• Tomate unos minutos para hacer una pausa antes de cada tarea importante.
• Escuchá a las personas con atención, sin juzgar.
• Observá tus pensamientos sin dejarte arrastrar por ellos.
En conclusión, el mindfulness no es una técnica complicada, sino un hábito que se cultiva con práctica y constancia. Cuando lo aplicamos en el trabajo y en la vida diaria, aprendemos a manejar mejor la presión, a tomar decisiones con claridad y a vivir con más calma y bienestar.








