En pocos días, Luana va a cumplir 8 años. Pero su regalo más esperado lo recibió esta semana, cuando en su visita al Centro Modelo de Equinoterapia, al que empezó a asistir este año, se encontró con una sorpresa y un sueño cumplido: el andador que la acompaña todos los días para movilizarse se había convertido en un caballo blanco.
Los caballos apasionan a Luana desde que inició sus sesiones de equinoterapia por un diagnóstico de mielomeningocele, que durante este año de trabajo junto a los equinos mostró una evolución importante, contó a PRIMERA EDICIÓN Carolina Allarague, directora del Centro Modelo e impulsora del proyecto de intervención del andador.
Para convertir el sueño de Luana en realidad, Equinoterapia unió esfuerzos con el Centro de Arte del Parque del Conocimiento, en un proyecto que combinó diseño técnico, sensibilidad artística y criterios terapéuticos, buscando el resultado más adecuado para Luana.
Trabajo en equipo
Allarague es una de las profesionales que acompaña día a día las sesiones de Luana, y recordó que todo comenzó en ese momento compartido con el equipo: “Descubrimos que Luana tenía un sueño, que era transformar su andador en un caballo, porque le encantan los caballos blancos”, contó.
Además, va a celebrar el próximo 28 de noviembre sus 8 años con una fiesta inspirada en San Martín, lo que fue otro motivo para un proyecto que terminó movilizando a dos equipos para coordinar ideas, tiempos y saberes.
En la etapa inicial, analizaron cuál era la mejor forma de intervenir el dispositivo manteniendo su uso clínico intacto: mientras el Centro de Arte aportó diseño, creatividad y técnica, el Centro de Equinoterapia brindó información clínica sobre la movilidad de Luana, sus rutinas y las particularidades de sus sesiones a caballo.
Así, durante 20 días avanzó un proceso que se construyó entre lo artesanal y lo técnico, modelando materiales, probando soportes y afinando detalles, sin que Luana supiera la sorpresa que estaba por recibir.
El modelo final se armó con piezas desmontables que no alteran la estructura original del andador y pueden colocarse y retirarse sin esfuerzo. El diseño fue hecho a medida, personalizado específicamente para la “Colapinta” del Centro Modelo, como la llaman cariñosamente.
El momento de la entrega se vivió con mucha emoción en el Centro Modelo. Después de una preparación llena de expectativas, en la que Luana esperó con los ojos vendados la llegada del regalo, se sorprendió con la versión final de lo que antes era un andador y hoy se convirtió en su caballo blanco.
Para el equipo, el entusiasmo de Luana es una inspiración cotidiana: “Su actitud le ayuda muchísimo, y se ve cuando ella está sentada en su caballo. Monta sola, porque tiene un gran control en su tronco y un control cefálico perfecto. Cuando ella llega, nos activa a todos, sube, monta y sonríe, cierra sus ojos, hace que vuela en su caballo. Es el mejor regalo que podemos recibir”, sintetizó Allarague.





