La provincia de Misiones cerró el segundo trimestre de 2025 con un resultado financiero positivo equivalente al 0,7% de sus ingresos totales, según el informe elaborado por Politikon Chaco a partir de datos oficiales de la Dirección Nacional de Asuntos Provinciales (DNAP) y del INDEC. Aunque el margen es acotado, la provincia logró sostener el equilibrio de sus cuentas en un contexto de fuerte deterioro fiscal en la mayoría de las jurisdicciones del país.
En valores absolutos, la tierra colorada registró ingresos por $1.749.066 millones y gastos por $1.736.982 millones, lo que permitió un superávit primario del 1,0% y un superávit financiero del 0,7%. A pesar de que ambas tasas son más bajas que las de igual período de 2024 (cuando el superávit primario había sido del 4,5% y el financiero del 4,3%), el balance provincial sigue siendo positivo en un contexto de expansión del gasto público en casi todo el país.
El comportamiento de Misiones se destaca especialmente porque su gasto total fue uno de los que menos creció en Argentina. De acuerdo con el informe, las erogaciones provinciales aumentaron un 6,3% real interanual, un ritmo muy inferior al promedio nacional, que fue del 13,2%. Solo la provincia de Buenos Aires (4,7%) mostró una suba menor.
Esto posiciona a Misiones entre las jurisdicciones con mayor disciplina fiscal en 2025. Por el lado de los ingresos, la provincia mostró una expansión moderada del 2,5% real interanual, similar al promedio del consolidado nacional. Si bien ese crecimiento es leve, le permitió acompañar parcialmente la evolución del gasto y mantener el equilibrio financiero. De hecho, Misiones se ubicó en la mitad de la tabla nacional: tuvo un desempeño mejor que distritos como Mendoza, San Luis, San Juan o Jujuy -que registraron caídas de ingresos-, aunque por debajo de provincias como Río Negro (11,3%), Chaco (8,1%) o Corrientes (7,6%).
El informe también muestra que Misiones fue una de las trece jurisdicciones que lograron cerrar el segundo trimestre del año con superávit financiero, mientras que nueve provincias quedaron en déficit. En ese grupo deficitario se encuentran Buenos Aires, Chaco, Corrientes y Tierra del Fuego, con caídas de hasta el 8,9% de sus ingresos totales.
En términos comparativos, el desempeño misionero refleja una administración prudente del gasto en un escenario nacional complejo.El consolidado de provincias y la Ciudad de Buenos Aires cerró el período con un superávit financiero equivalente al 0,07% del Producto Bruto Interno, pero con un fuerte deterioro respecto de 2024, cuando ese resultado había sido del 0,67%.
Además, los gastos totales crecieron más de diez puntos por encima de los ingresos en el promedio del país, lo que explica la pérdida de margen fiscal en la mayoría de los distritos.
Dentro de la estructura del gasto público, los gastos corrientes representaron el 91,8% del total, con un aumento real del 11,7% interanual. En ese rubro, el gasto en personal creció un 10,8%, mientras que las erogaciones en servicios no personales se dispararon un 128,4%. Por el contrario, las compras de bienes de consumo y los intereses de la deuda pública cayeron 37,5% y 21,9%, respectivamente.
En tanto, el gasto de capital (8,2% del total) subió 33,8% gracias a un incremento en la inversión real directa del 50,6%. El estudio advierte que, aunque tanto los ingresos como los gastos provinciales se recuperaron frente a 2024, ambos siguen muy por debajo de los niveles observados en 2023.
En el caso de los ingresos totales, la caída acumulada respecto a ese año es del 13,2%, mientras que el gasto se ubica un 13,7% por debajo. Es decir, las provincias se están moviendo aún dentro de un marco de restricción fiscal generalizada, en el cual la prudencia en la ejecución del gasto se volvió una herramienta clave para sostener el equilibrio.
La situación fiscal de Misiones contrasta también con la de provincias vecinas. Corrientes, por ejemplo, registró un déficit financiero del 5,1% de sus ingresos, mientras que Chaco cerró con un rojo del 7,6%. Estas divergencias reflejan distintas estrategias de administración del gasto en un escenario de desaceleración económica y caída de la recaudación nacional.





