Mary E. Brunkow, Fred Ramsdell y Shimon Sakaguchi ganaron el lunes el Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2025 por sus descubrimientos que explican cómo el sistema inmunitario se mantiene bajo control para prevenir ataques a los propios órganos del cuerpo.
La Asamblea del Nobel en el Instituto Karolinska de Suecia reconoció su trabajo “por sus descubrimientos sobre la tolerancia inmunitaria periférica”, otorgando un premio de 11 millones de coronas suecas (1,17 millones de dólares estadounidenses) a repartir equitativamente entre los galardonados.
El sistema inmunitario es una maravilla de complejos mecanismos de control y equilibrio que permiten defensas robustas contra las infecciones y, en la mayoría de los casos, evitan respuestas destructivas contra los propios tejidos del cuerpo.
Cómo se mantiene este equilibrio es algo que intrigó a los inmunólogos durante más de un siglo.
Durante décadas, los investigadores creyeron que la “tolerancia inmunitaria” se imponía principalmente en el timo, donde las células T autorreactivas se eliminan durante el desarrollo, un proceso conocido como tolerancia central.
Esta perspectiva planteaba un interrogante: a pesar de esta eliminación temprana, seguían surgiendo reacciones inmunitarias perjudiciales a menos que algo más mantuviera a raya a las células T maduras. A mediados de la década de 1990, Sakaguchi demostró qué era ese “algo más”.
Identificó un pequeño subconjunto de células T marcadas por las proteínas CD4 y CD25 que actúan como frenos de la inmunidad: su eliminación en ratones desencadenaba enfermedades autoinmunes, y su restauración calmaba el ataque.
Denominó a estas células células T reguladoras (Tregs). En 2001, los investigadores estadounidenses Brunkow y Ramsdell rastrearon un síndrome autoinmune grave en la cepa de ratones “casposos” a mutaciones en un gen previamente desconocido al que llamaron Foxp3.
También demostraron que las mutaciones en el equivalente humano del gen, FOXP3, pueden causar el síndrome IPEX, un trastorno pediátrico raro y a menudo mortal caracterizado por autoinmunidad multiorgánica.
Un trabajo de seguimiento realizado en 2003 estableció que FOXP3 es el mecanismo de control de las células Treg.
En conjunto, estos hallazgos conectaron las células y el gen en un único mecanismo —la tolerancia inmunitaria periférica— que controla continuamente las reacciones inmunitarias dañinas fuera del timo.
¿Por qué son importantes los descubrimientos?
El trabajo desmintió la creencia, sostenida durante mucho tiempo, de que la eliminación temprana de células autorreactivas por parte del timo era suficiente.
Reveló una segunda línea de defensa, la tolerancia inmunitaria periférica, en la que las células Treg previenen continuamente el fuego amigo y ayudan al sistema a “retirarse” una vez que los invasores son eliminados.
Gracias a sus revolucionarios descubrimientos, el trío proporcionó un conocimiento fundamental sobre cómo se regula y se mantiene bajo control el sistema inmunitario, declaró la Asamblea Nobel en un comunicado, añadiendo que el resultado confirió el mayor beneficio a la humanidad.
“Sus descubrimientos han sido decisivos para nuestra comprensión de cómo funciona el sistema inmunológico y por qué no todos desarrollamos enfermedades autoinmunes graves”, afirma Olle Kampe, presidente del Comité Nobel.
Qiang Pan-Hammarstrom, miembro del Comité Nobel, declaró a la agencia de noticias Xinhua que el premio se otorga “a un descubrimiento científico importante” y no a un tratamiento finalizado.
Añadió que el trabajo “confirmó la tesis de que FOXP3 es el interruptor que define el linaje de las células Treg” al vincular al ratón con la proteína IPEX en humanos.
¿Qué podría significar para los pacientes?
Según Pan-Hammarstrom, el trabajo del trío tuvo implicaciones clínicas de gran alcance, allanando el camino para nuevos tratamientos para enfermedades autoinmunes y cáncer, y potencialmente mejorando el éxito de los trasplantes.
En enfermedades autoinmunes como la diabetes tipo 1 y la artritis reumatoide, el objetivo es restaurar o fortalecer las células Treg del propio cuerpo para que detengan ataques erróneos a los órganos.
En el trasplante, las mismas células podrían ayudar a los pacientes a aceptar un nuevo órgano con menos inmunosupresores de amplio espectro.
En el cáncer, donde los tumores pueden acumular células Treg para mitigar el ataque inmunitario, los investigadores están probando maneras de reducir estas células dentro del tumor para que el tratamiento sea más eficaz.
Pan-Hammarström explicó que partes de estos enfoques ya se encuentran en más de 200 ensayos clínicos en todo el mundo, incluyendo iniciativas de empresas en China, pero la mayoría de los estudios aún se encuentran en etapas iniciales o intermedias, y ninguno ha llegado a la Fase III.
Fuente: Agencia de Noticias NA





