El sector mueblero de Misiones muestra una notable capacidad de resistencia, logrando mantener un buen nivel de actividad a pesar del complejo contexto económico que atraviesa el país. Mientras la forestoindustria atraviesa un momento de significativa contracción que no repunta, los fabricantes de muebles y sommiers encuentran un respaldo clave en los programas provinciales de financiación y en la utilización de materia prima local.
Al respecto, Katheryn Shwoihort, empresaria y fabricante de muebles y sommiers en la provincia, habló con PRIMERA EDICIÓN y brindó una perspectiva optimista sobre la coyuntura del sector específico: “La actividad viene bastante bien. En esta época del año siempre suelen bajar un poco las ventas, pero para el contexto en el que estamos, se están manteniendo demasiado bien”, aseguró.
La empresaria enfatizó el rol fundamental de las herramientas crediticias para sostener el consumo. “Nos ayudan mucho los programas de financiación como los Ahora Misiones, Bienes Durables, etc”, explicó.
Estos planes permiten a los consumidores acceder a productos de valor, mitigando el impacto de la inflación y la pérdida de poder adquisitivo. Además, resaltó el compromiso con la producción local: “Fabricamos sillones y box de sommiers con madera cien por ciento misionera”. Esto no solo acorta la cadena de suministro, sino que también inyecta liquidez y promueve la actividad económica dentro de la propia provincia.
Panorama adverso
En contraste del ánimo del sector mueblero, el análisis de Ricardo García, representante de APICOFOM en la Federación Argentina de la Industria de la Madera y Afines (FAIMA), pinta un panorama mucho más delicado para la forestoindustria provincial y nacional. También en diálogo con este Diario, García advirtió: “El sector vinculado a la forestoindustria está en un momento muy complejo y con serios problemas de continuidad”.
El principal indicador de esta crisis es la notable caída en la producción, impulsada por un mercado interno que “no logra levantar” y una inestabilidad en el mercado externo, mencionando incluso el impacto de políticas arancelarias internacionales.
Según García, el sector sufre la retracción de la inversión, fundamentalmente en el área de la construcción y viviendas. “El consumo y la inversión en viviendas no tiene el correlato necesario para que los inversores avancen en proyectos”, lamentó. Este freno se ve agravado por un significativo aumento en los costos de constricción, influenciados por las “expectativas devaluatorias y la dolarización”.
El retiro del Estado nacional y el límite de la contracción
El factor que más preocupa a la representación de FAIMA es la ausencia de políticas públicas que impulsen la demanda. “El Estado se corrió y todo lo que es inversión queda única y exclusivamente en proyectos privados, que sin la rentabilidad necesaria no invierte”, sentenció, marcando la falta de estímulo como un “obstáculo insalvable para una recuperación sostenida”.
En ese sentido, García reconoció que, si bien el sector mueblero “sufre situaciones parecidas”, las financiaciones les permiten “estar un poco mejor”. Sin embargo, la brecha sigue siendo amplia.
“Tanto uno como otros están en alrededor del 50% de lo habitual”, enfatizó y agregó que “ese porcentaje termina siendo imposible de mantener por un tiempo muy prolongado”.
Al comparar la actividad reciente, el representante de APICOFOM en FAIMA, marcó las percepciones de crecimiento: “Si comparamos al 2025 con el 2024, en estos meses del 2025 hubo un crecimiento en el consumo, pero en comparación con un piso de 2024, sigue siendo muy bajo”.
Asimismo, explicó “cuando comparamos con el 2023, lamentablemente el 2025 al día de hoy, le falta bastante para llegar a esos valores”. En conclusión, para el referente de la forestoindustria, la reactivación real está directamente ligada a la intervención estatal: “Cuando el Estado se retira, no hay forma de que los consumos crezcan significativamente”.
El sector mueblero de Misiones, si bien se destaca por su capacidad de sostener la actividad a través de la financiación, opera en un contexto industrial de profunda contracción que limita el crecimiento. “La sostenibilidad a largo plazo dependerá de que los estímulos crediticios puedan contrarrestar la debilidad del mercado interno y la falta de inversión que afecta a toda la cadena de valor forestal”.





