Mientras Javier Milei regresó de Nueva York con un inesperado respaldo desde la Casa Blanca, en la Casa Rosada se multiplican las voces que exigen que el Presidente baje línea y reordene a su equipo, inmerso en una feroz interna de poder.
El Gobierno logró cerrar un acuerdo clave con el Tesoro de Estados Unidos, pero en los últimos días se supo que la operación fue mucho más que económico, ya que del lado norteamericano solicitaron una “convivencia política en Argentina”.
“Scott Bessent me dijo que trabajemos en la gobernabilidad”, admitió el ministro Luis Caputo. La señal fue que el futuro económico depende del orden político. Por ello, ya comenzaron las charlas para ver en qué dirección irá el Ejecutivo para lograr esa gobernabilidad.
El acuerdo con Estados Unidos fue fruto de gestiones contrarreloj, pudo averiguar Infobae. Hubo cónclave en el Palacio de Hacienda, con Caputo, Santiago Bausilli y José Luis Daza del lado argentino, mientras que, del otro lado, se hallaba Scott Bessent, un influyente operador cercano a Donald Trump.
No había confirmación, hasta que cerca de la medianoche, la Casa Blanca solicitó un informe urgente para saber cuál sería el nuevo mapa del Congreso tras las elecciones legislativas de octubre. El Gobierno nacional ya sabía que la Casa Blanca podría exigir mayor control político del oficialismo.
La recomendación se hizo notar más y ahora, no se trata solo de cerrar filas con los libertarios, sino la de ampliar apoyos en el Congreso y con gobernadores. Sin eso, el financiamiento pende de un hilo muy fino.
Internas al rojo vivo
Mientras EE.UU. exige orden, en el seno del Gobierno reina el caos, con una feroz interna entre el sector de Karina Milei y los “caputistas”. De ambos lados se cruzan acusaciones por malas decisiones y los fracasos en las gestiones con los gobernadores. E incluso, operadores cercanos a Karina aseguran que el sector de Caputo bloquea acuerdos con las provincias. La desconfianza es total. El esquema actual es insostenible”, admitió un influyente libertario. “O Milei ordena esto desde arriba, o nos estrellamos”, agregó.
En la mesa chica del Gobierno hay consenso en que, tras las elecciones, Milei deberá dar un golpe de efecto. Algunos piden un discurso de unidad y convocatoria. Otros, directamente, una reestructuración del poder interno, con fuertes cambios en el Gabinete.
Incluso, la silla de Martín Menem en la Cámara de Diputados también está en discusión, ya que hay movimientos desde sectores aliados que buscan ganar peso en la próxima etapa.
En paralelo, se comienza a diseñar una posible “foto grande” con gobernadores, tras los comicios, que marque un nuevo inicio. Pero para eso, primero, el oficialismo deberá resolver su propio laberinto interno.





