La transición en la conducción del área meteorológica del INTA Cerro Azul marcó un antes y un después en la institución tras más de cuatro décadas de trayectoria de José Olinuck, jubilado en mayo. Ahora la responsabilidad quedó en manos de la investigadora Silvia Albarracín, quien llegó al INTA Misiones mediante una beca de posgrado y fue designada para “tomar la posta” en el equipo agrometeorológico de la institución.
Su objetivo, según contó en diálogo con PRIMERA EDICIÓN es “aprovechar los datos que se registran en las estaciones meteorológicas de la provincia para brindar respuestas concretas a los sectores productivos, a la vez que avanzar en investigaciones conjuntas con universidades sobre el impacto del clima en obras hídricas y cultivos clave como la yerba mate, la ganadería y los frutales”, explicó a este Diario.
“Yo no soy misionera, sino salteña. Vine a la estación INTA de Cerro Azul por una beca de posgrado para trabajar en Cuencas Hídricas. Tenía que hacer relevamiento de productores y grabar sus testimonios. Y después transcribir la información brindada”, recordó Albarracín.
Ese recorrido de investigación y vinculación con los productores la fue llevando, de a poco, hacia la meteorología aplicada.
“Actualmente mi tarea es registrar los datos diarios junto a mi compañero Antonio Cardozo. Hacemos tres observaciones diarias , no solamente de nuestra estación en Cerro Azul, sino también en otras estaciones distribuidas en Misiones. Además, me corresponde analizar cómo influyen las variables de acuerdo a los distintos pedidos que realizan los investigadores dentro de la Estación”, explicó.
Según la investigadora del INTA, los registros no quedan en papeles aislados: tienen impacto directo en actividades productivas locales.
“Por ejemplo, la gente de Ganadería, con el sistema silvopastoril, quiere ver cómo influyen las variables sobre las pasturas. La gente de yerba mate necesita información para entender la fenología del cultivo. Y también trabajamos con frutales, porque las heladas tienen un efecto muy fuerte sobre esas producciones”, detalló.
Por otra parte, Albarracín acotó que “mi idea es comenzar a trabajar más articuladamente con los distintos grupos, hacer un análisis más profundo y explicar el porqué de las distintas características que se observan en los cultivos. Usaremos los datos para responder preguntas concretas de producción y ambiente”, subrayó la investigadora con entusiasmo.
Alianzas estratégicas
“Estamos haciendo un convenio con la UNaM para trabajar con los datos de precipitación, los índices y la intensidad de las lluvias, con el objetivo de calcular un factor que se llama ‘IDF’ (Curvas de intensidad, duración y frecuencia). Ese indicador nos permitirá ver cómo influyen las precipitaciones en las distintas obras hidráulicas que hay en la provincia”, detalló Albarracín sobre los proyectos que ya activó para dejar su impronta.
En ese sentido la investigadora insistió en que el vínculo con otras áreas será clave en la nueva etapa: “La idea es articular con los equipos de trabajo del experimental y también con otras instituciones”.





